quinta-feira, abril 06, 2017

Búsqueda del "Jamets"



Búsqueda del "Jamets"

1. Al comenzar la noche del catorce de Nisán se debe inspeccionar las casas para que no haya "jamets" (alimentos fermentados o levaduras). Esta búsqueda debe ser realizada utilizando la luz de una vela y de forma escrupulosa, revisando en todos los lugares de la casa en donde haya sospechas que pudo haber entrado "jamets" durante el año. (Shuljan Aruj y Mishná Berura 431,1).

2. La obligación de buscar "jamets" se debe a que en Pesaj no solo tenemos prohibido comer y tener provecho del "jamets", sino que también se encuentre en nuestro dominio (ej. dentro de nuestras propiedades). De acuerdo a la Torá, para poder “liberarse del jamets" es suficiente que la persona lo "anule", es decir que lo considere como algo que es de dominio público y del cual la persona no tiene ninguna posesión ("hefker"), o que lo busque y después lo queme o destruya. Sin embargo, nuestros sabios establecieron que es necesario hacer ambas cosas, es decir primero buscarlo y destruirlo, y posteriormente anular el "jamets" que todavía pueda encontrarse y que quizás no se vio. Esto, porque los sabios temieron que si la persona solo buscase el "jamets" y después quemase lo que encontrara, es posible que no vea algo y que quede "jamets" en su dominio. Así también, sospecharon que, si la persona solo anulase el "jamets" sin destruirlo físicamente, por cuanto que la anulación depende de la intención de la persona, temieron que en caso que la persona tenga "jamets" que vale mucho dinero, solo diga que lo anula, pero en su corazón no se libere de él y de esta forma no se considera que el "jamets" salió de su propiedad, además por costumbre es posible que la persona sin darse cuenta pueda inclusive llegar a comerlo en Pesaj (Ídem).

3. La obligación de buscar el "jamets" no solo fue dicha en los lugares adonde se acostumbra a ingresar "jamets" de forma constante, sino también en aquellos lugares en donde a veces puede ingresar jamets (Shuljan Aruj y Mishná Berura 431,1).

4. La razón por la cual la búsqueda del "jamets" es hecha específicamente en la noche, es porque la luz de la vela ilumina lo suficientemente bien como para buscar en todos los rincones y repisas de la casa (y con la luz del día no se ve tan bien como con la luz de la vela), y además porque es un tiempo en que todas las personas se encuentran en casa (Mishná Berura ahí).

5. Antes de buscar el "jamets" se bendice "baruj ata….al biur jamets" (por la quema o destrucción del "jamets"), a pesar que el "jamets" no es quemado sino hasta el próximo día. Esto se debe a que la inspección del "jamets" que se hace se realiza con el propósito de destruirlo después, por lo tanto, se considera que la mitsvá de "biur jamets" comienza con su búsqueda, y por lo tanto se puede bendecir utilizando esta terminación. Si se olvidó y no bendijo antes de comenzar la búsqueda del jamets, puede bendecir todo el tiempo que está ocupado cumpliendo la mitsvá de buscar el "jamets" (Shuljan Aruj y Mishná Berura 432,1).

6. Está prohibido hablar entre la bendición y el comienzo de la inspección del "jamets", y si habló cosas que no tienen relación con la búsqueda del "jamets" se debe bendecir nuevamente. Es apropiado que la persona evite hablar sobre cosas que no tienen relación con la búsqueda del "jamets" durante todo el tiempo de la inspección. Sin embargo, sí habló una vez que comenzó la búsqueda no tiene que bendecir nuevamente, ya que no hubo una interrupción entre la bendición y el comienzo de la búsqueda. A pesar de lo anterior, con respecto a cosas que tienen relación con la búsqueda del jamets, se puede hablar de ellas durante toda la inspección, como por ejemplo preguntar "limpiaron o revisaron acá" o "movieron este mueble" (Ídem).

7. La persona que tiene que revisar más de una casa o que tiene que revisar también su negocio, bodega o auto, solo bendice una vez por todos los lugares que tiene que revisar, ya que todas sus propiedades se consideran parte de una sola mitsvá, y el viaje de un lugar a otro no se considera una interrupción (Shuljan Aruj Y Mishná Berura 432). 
8. Aquel que no quiere o no puede revisar toda su casa por sí mismo, puede juntar a otras personas para que lo ayuden en el momento de la bendición y después de que escucharon la bendición, cada uno puede buscar en distintas piezas. Sin embargo, no puede apoyarse en la ayuda de empleados/a gentiles (Mishná Berura ahí).

9. Según el pie de la ley, la persona que buscó el "jamets" y no encontró nada, no se considera que la bendición que hizo fue innecesaria ("beraja levatala") por dos razones: 1) por cuanto que la bendición fue establecida sobre la mitsvá misma de buscar el "jamets", independiente de si después encuentra o no,  2) por cuanto que la beraja "al biur jamets" (por la quema o destrucción del "jamets") fue instituida por sobre los alimentos fermentados que se quemarán al día siguiente (Shuljan Aruj y Mishná Berura 432,2).

10. Sin embargo hay quienes acostumbran a dejar diez pedacitos de pan para que los encuentre aquel que busca, pero para hacerlo hay que cuidarse de tres cosas: 1) Que sean pedazos duros que no desmigajan y es recomendable envolverlos, 2) Dejarlos en lugares donde los niños pequeños no tengan acceso, 3) No olvidar donde los escondió, por lo que es recomendable escribir en donde se pusieron (Ídem).

11. No es necesario revisar lugares muy altos o muy bajos donde nunca se puso en ellos "jamets". Solo deben revisarse aquellos lugares que tuvieron contacto con jamets, inclusive, aunque haya sido solo una vez. Sin embargo, cuando hay niños pequeños en casa, todos los lugares bajos deben ser revisados (Shuljan Aruj y Mishná Berura 433, 4).

12. Es necesario limpiar bien todas las piezas antes de comenzar la búsqueda del "jamets", ya que las personas no deberían confiar solamente en la inspección del "jamets" para cumplir con la mitsvá. Por otro lado, tampoco puede apoyarse solamente en la limpieza de los días previos y no buscar en la noche previa a Pesaj. Es por esto que si incluso la persona limpió y se preocupó que no entrase "jamets" en las piezas de la casa, de todas formas, hay que buscar el "jamets" en la noche anterior a Pesaj (Shuljan Aruj y Mishná Berura 433, 11).

13. La obligación de buscar el "jamets" en la noche anterior a Pesaj no solo recae sobre las casas particulares sino también sobre los batei knesiot y batei midrashot. Esto porque muchas veces los niños entran con "jamets" y la limpieza que se realiza el día anterior no es suficiente y no los exime. Por lo tanto, los "gabaim" deben ir a los batei knesiot y hacer "bedikat jamets" en la noche anterior a Pesaj con la luz de la vela (Shuljan Aruj y Mishná Berura 433, 10).

14. A pesar de la revisión que se debe efectuarlos "gabaim" no pueden anular el "jamets" que hay en los batei knesiot por cuanto que no es de ellos. (Mishná Berura ahí).

15. En la noche anterior a Pesaj, después que la búsqueda del "jamets" fue realizada, es necesario "anular" el "jamets". Esto quiere decir que la persona debe considerar el potencial "jamets" que haya quedado en su propiedad y que no pudo encontrar en la búsqueda como algo que ya no está en su dominio y que no tiene ninguna posesión de él ("hefker"). Sin embargo, el "jamets" que la persona dejó para comer al otro día o para quemar, no debe ser anulado.
El texto que debe ser recitado se encuentra en los sidurim y es muy importante que la persona entienda lo que dice, por lo tanto, el texto también puede ser dicho en el idioma de la persona (ej. español). La persona debe al menos entender el contenido principal de la declaración, que es que está anulando el "jamets" en su posesión (Shuljan Aruj y Mishná Berura 434,2).

16. Es apropiado "anular" nuevamente el "jamets" durante el día, inmediatamente después de quemar los restos de productos fermentados y los diez pedazos de pan que se dejaron de la noche anterior. Es importante señalar que el "jamets" en la víspera de Pesaj solo puede ser consumido hasta la cuarta hora del día y debe ser quemado y anulado antes de la sexta hora (las horas según la Torá no son de sesenta minutos como estamos acostumbrados, sino que se calcula el tiempo desde que amanece hasta que oscurece. Este periodo de tiempo es dividido a su vez en doce fracciones, y cada fracción es considerada una hora. De esta forma, en el invierno las horas son más cortas y en el verano las horas son más largas, es por esto que cada persona debe revisar estos horarios en los calendarios de su comunidad) (Ídem). 

17. La persona que encuentra "jamets" en Pesaj debe actuar de la siguiente manera: si encontró el "jamets" en "Jol Hamoed" (los días intermedios de la fiesta) debe sacarlo inmediatamente de su dominio y quemarlo. Ahora, si lo encontró en "Yom Tov", no puede quemarlo ya que es considerada una quema que no tiene un beneficio directo para el "Yom Tov". Por otro parte, tampoco puede sacarlo de su dominio por cuanto es considerado "mukse" y está prohibido moverlo. Por lo tanto, debe cubrirlo con un utensilio para acordarse que está prohibido de comer y una vez que termine el "Yom Tov" debe salir para quemarlo.  (Shuljan Aruj y Mishná Berura 446,1).
  
18. En caso que haya un gentil en su casa puede pedirle a él que destruya el "jamets", sin embargo, la costumbre no es actuar de esta forma sino solo cubrirlo hasta que termine el Yom Tov y luego quemarlo, como fue explicado en la ley anterior.  (Mishná Berura ahí)

quarta-feira, abril 05, 2017

¿Por qué comemos Matzá?


¿Por qué comemos Matzá?





Ya se conoce que una de las tres Mitsvot positivas de Pésaj es comer Matsá. La Matsá es un “pan” especial hecho a partir de una masa plana y sin levadura. Ahora bien. ¿Por qué comemos Matsá en Pésaj? Hay dos razones. Una de ellas se menciona explícitamente en la Torá. La segunda razón, menos conocida, se menciona al principio de la Hagadá que leemos en el Seder.



Comencemos por esta última.

Durante muchos años, cuando vivimos esclavizados en Egipto, todos los días comíamos exclusivamente Matsá. Matsá en el desayuno, Matsá en el almuerzo y Matsá para la cena. Matsá era la comida concebida por los crueles egipcios como el alimento ideal para los esclavos judíos. ¿Por qué? Porque la Matsá es más lenta de digerir, y dura más que el pan en el estómago del esclavo. Los judíos alimentados con Matsá tenían así menos hambre.  Por otro lado, la Matsá era el alimento más barato que se podía producir: todo lo que se necesita para preparar Matsá es harina y agua, dos de los elementos más baratos y abundantes en Egipto.   El famoso rabino Abraham Eben Ezra (1089-1167) cuenta lo que él experimentó en uno de sus viajes de comercio, cuando tuvo que pasar un día en una prisión en la India y allí le dieron de comer… Matsá. El “pan” de bajo costo, sin levadura, sin sal, sin aditivos y de lenta digestión, era el alimento “ideal” para prisioneros, esclavos y personas a las que hay que alimentar para que sobrevivan y trabajen.

En el cautiverio egipcio había otro elemento que contribuía a la tortura psicológica de los esclavos judíos: el factor tiempo. Mientras que para producir un pan normal, sin levadura, es necesario dejar reposar la masa durante unos 20 minutos y sólo después de ese tiempo se coloca la masa fermentada en el horno, para hacer la Matsá la masa se coloca en el horno cuando aún está plana,  sin esperar a que fermente.  En el cautiverio egipcio el proceso que permitiría la fermentación  de la masa se omitía. ¿Por qué? Porque los esclavos judíos tenían que trabajar para los egipcios ¡sin pausa! Sus patrones no estaban dispuestos a conceder 20 minutos de descanso a sus esclavos, y mucho menos para que los judíos pudieran comer un sabroso pan.  Por todo esto, al principio de la Hagadá de Pésaj, decimos señalando la Matsá: ha lajmá ‘aniyá … Este es “el pan de la pobreza, o el pan de los pobres, como explica Rambán (en español antiguo decían: “el pan de la aflicción”) que comían nuestros antepasados en Egipto”. De alguna forma, la experiencia de comer solamente Matsá durante tantos años, quedó grabada en nuestra memoria.  Y al probar la Matsá revivimos el sabor del cautiverio.

Sin embargo, la razón explicita que menciona la Torá es otra. En el momento de nuestra salida de Egipto, irónicamente, también comimos Matsá. Pero ¿por qué? NO porque nos forzaran a no esperar a que la masa fermente sino porque la salida de Egipto ocurrió en un período de tiempo cortísimo: entre el 14 y el 15 de Nisán.  El Faraón nos mandó salir luego de la última plaga. Por primera vez fuimos dueños de nuestro destino, y una de las primeras cosas que queríamos hacer era comer “pan” como personas libres. Pero nuestra salida de Egipto no fue un proceso progresivo que duró semanas o días. Fuimos rescatados por HaShem precipitadamente (bejipazón), en una “operación relámpago Providencial” que duró sólo unas horas. Tratemos de visualizarnos a nosotros mismos. Si tuviéramos que dejar casi todas nuestras pertenencias y tuviéramos sólo unas horas para preparar lo que llevaremos para el camino, incluyendo la comida, no nos podríamos permitir esperar 20 minutos para que la masa fermente.… Los Yehudim no nos pudimos dar el lujo de preparar pan. Por mucho que anhelábamos tener nuestra primera comida normal, al salir de Egipto, irónicamente, no había tiempo que perder (לא יכלו להתמהמה). Y una vez más, por última vez, horneamos Matsot. Pero esta vez la causa por la cual comíamos Matsá era muy diferente. No estábamos cumpliendo órdenes de nuestros crueles amos.  Lo hicimos voluntariamente. Porque teníamos que abandonar Egipto sin demora, rápidamente. Salimos de Egipto cargando las Matsot en nuestros hombros (este evento, el cargar con las matsot en nuestros hombros,  se representa en el Seder de Pésaj por los judíos de Siria cuando se “actúa” el משארותם צרורות). La misma Matsá que comíamos como esclavos,  esta vez tenía un sabor diferente: el sabor de una libertad que estaba ocurriendo YA, precipitadamente, frente a nuestros ojos.

La Matsá es quizás el elemento más característico de Pésaj. de hecho, Pésaj se llama la fiesta de las Matsot. Porque las Matsot simultáneamente despiertan en nosotros dos memorias muy diferentes: por un lado, la aflicción que sufrimos como esclavos en Egipto. Y por el otro lado nos recuerda que fue HaShem Quien nos rescató. Nuestra salida de Egipto no fue la consecuencia de una “revolución” que fermentó en el pueblo a través de varios años, y cuyo desenlace final ocurrió después de varias batallas contra nuestros captores. En Pésaj fuimos rescatados por HaShem en un único y “vertiginoso” acto de redención, irrepetible en la historia de la humanidad.

La Matsá representa a la vez, la amargura de la esclavitud y el dulce sabor del milagro de nuestra libertad. Al comer la Matsá celebramos nuestra redención, sin olvidar nuestro sufrimiento.