Ani Ledodi Vedodi Li
Este
versículo con el que titulamos esta halajá hace referencia a la relación entre
D-os y el pueblo de Israel. “Yo”, es decir el pueblo de Israel, soy para mi
amado, me entrego a Él y mi “Amado”, el Eterno es para mí, se acerca al pueblo
de Israel. Esto nos crea la simbología que caracteriza este mes, el mes en que
nos acercamos a D-os y también Él se acerca a nosotros.
Es
común pensar que durante este mes nos acercamos más a D-os, reforzamos nuestro
vínculo con el Eterno y tratamos de rectificar nuestros errores y asumir
responsabilidades. Pero es importante señalar que también D-os se acerca a
nosotros, es el mes en el que priva el atributo de la misericordia divina y se
facilitan el perdón y las disculpas por nuestros errores, aquellos que asumimos
y de los que nos retractamos.
Por
ello “Soy de mi Amado y mi Amado es para mí”, soy parte de Él y Él es parte
mía. Y así lo explica el Jida [Rabí Jaim Iosef David Azulay (HaJida)]
(Homat Anaj
Shir Hashirim): El versículo comienza diciendo que soy de mi Amado, es decir
que debo tomar la iniciativa de unirme a Él, retornar de mis conductas
impropias y rectificar mis trasgresiones, y entonces “Él es para mí”, o sea se
acercará y se vinculará más con nosotros expresándonos su compasión y
misericordia.
Esto
se asemeja a dos compañeros que se distanciaron y ahora uno de ellos desea
retractarse y volver a relacionarse con su amigo. Sin embargo, si sabe de la
personalidad dura del otro, se le dificultará acercarse a él para disculparse.
Pero si sabe que su amigo es una persona sensible y aceptará fácilmente sus
disculpas, le será mucho menos dificultoso acercarse a él.
Lo
mismo ocurre con nosotros en estos días, si consideramos que se trata de un
período duro, en el que nos pesa realizar una autocrítica sobre nuestras
conductas erróneas, nos será muy difícil transitarlos. Pero en realidad son
días en que “mi Amado se acerca a mí”, es decir que Su misericordia se halla
dispuesta para aceptar mi “teshuba”, mi retorno y arrepentimiento.
Así,
el Eterno nos dice; “Hijos míos, retornad a Mí y retornaré a ustedes”, comentan
nuestros sabios sobre este versículo que D-os nos dice que debemos abrir una
puerta como la hendidura de una aguja y El abrirá portones de retorno amplios
como los de un gran salón.
Tenemos
que asumir el retorno a D-os, sin embargo es muy difícil ya que poseemos muchos
errores y conductas impropias, sentimos realmente cuán lejos estamos del
Eterno. Pero él nos dice, abrid una puerta pequeña, comenzad con vuestro
retorno y Yo recibiré ese pequeño hueco, siempre que se trate de un hueco de
lado a lado, es decir permanente, una teshuba real y honesta.
Relató
Rabí Shalom Shivadrón z”l que durante su juventud, en cierta ocasión lo llamó
su maestro Rab Leib Hasman z”l y le pidió que asumiera cierta teshuba, pero a
condición de que se trate de una rectificación pequeña, algo que pudiese
corregir para siempre. Al día siguiente, Rab Shalom volvió de su maestro y le
dijo: Encontré algo pequeño que puedo corregir! Y su maestro le dijo: Muy bien,
ahora ve y divide lo que deseas asumir y toma sólo la mitad!
O
sea, en ocasiones tomamos conciencia de que debemos corregir rasgos no dignos
de nosotros, pero desconocemos nuestra propia capacidad para afrontar dicha
responsabilidad, tratamos de hacerlo para contentar al Eterno y obtener su
perdón. Pero se trata de un error, pues debemos concientizarnos de nuestras
limitaciones y tratar de asumir cosas que podremos corregir en forma permanente.
Ya que los compromisos no respetados generan muchos males en tanto que las
pequeñas acciones que cambiamos nos incentivarán a continuar con el cambio y la
elevación.
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Fuentes: Halacha Yomit
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Fuentes: Halacha Yomit