Más de sus bufonadas
Editorial
Stefan Lux (4 de noviembre de 1888 -
3 de julio de 1936) fue un periodista judío eslovaco, y un ciudadano
checoslovaco, que se suicidó en la asamblea general de la Sociedad de las
Naciones (el avant premier de la actual ONU) durante su sesión del 3 de julio
de 1936. Se disparó para alertar a los líderes mundiales de los crecientes
peligros del antisemitismo, expansionismo y militarismo alemán. Después de
gritar "C'est le dernier coup" ("Este es el golpe final"),
se disparó con un revolver. En su nota suicida le rogó al secretario de
Relaciones Exteriores británico, Anthony Eden, que hiciera algo para detener el
régimen criminal de Alemania. A Eden nunca se le mostró la carta.
Este relato nos retrotrae a la década
del ’30 del siglo pasado, en las postrimerías de la segunda guerra mundial, con
el Holocausto, la Shoá, como objetivo del Nazismo. Pregunto, frente al cinismo
de Europa, y de su izquierda tan “educada”, “tan culta” que deciden ser
cómplices del Nazismo del siglo XX, para tratar, intentar aniquilar el resto
del alma judía que todavía deambula por las calles de Varsovia, por los cafés
de Viena, o por las cátedras de Berlín, o se pasea galardonando su saber, y su
notoriedad en el boulevard de Budapest rodeado por el sonido del Danubio.
Recrean una suerte de un imaginario escenario de una emancipación judía en
Europa. Pero los sonidos de los gritos, en la quema de libros en hogueras
públicas, el 10 de mayo de 1933, en una purga literaria, para “purificar a la
cultura alemana”, donde expresaban fuera los judíos de Alemania, luego fue de
Europa. Cuando se desconectó la Franja de Gaza del resto del territorio de
Israel, por decisión unilateral en el gobierno del extinto primer ministro,
Ariel Sharon Z”L, un célebre escritor israelí, expresó que recibió fotos del
Hamas quemando los invernaderos que los colonos israelíes les dejaron para
producir, frutas, verduras, en los mismos se habían escrito consignas, por
parte de los terroristas del Hamas que decían, fuera los judíos de Palestina.
Este escritor israelí, recordó que su padre le relataba que los nazis y sus
carrascos en vísperas de la segunda guerra mundial, gritaban fuera los judíos
de Europa. El dicho literato, finalizó diciendo ni aquí ni allá nos quieren.
Pero con un agregado, que debemos destacar, que de nuestra casa, de nuestro
“Bet Hamikdash”, Eretz Israel, Medinat Israel, nadie nos va a expulsar como fue
en el Siglo I y II por los romanos, ni la farsa de esa corte La Haya, sea la
decisión que tomen, con la complicidad de países que no respetan las leyes de
la democracia, ni el progresismo, ni las marchas en las calles de Paris,
Londres, New York, conseguirán cometer ese objetivo, que tan deseado está
instalado en la mente y corazón de esos pesudos intelectuales (que se muestran
tan democráticos, más de sus bufonadas), que representan a los
“palestosuarios”, tan retrógrados, tan reaccionarios, tan rancios, que su odio
los consumirá, y el mundo escuchará repicar el sonido de los niños israelíes
cantando Am Israel Jai. Shabat Shalom