La felicidad desde la perspectiva de la Torá
La felicidad, en la visión de la
Torá, no es simplemente un estado emocional pasajero, sino una forma de
vivir con propósito, conexión y gratitud. No depende de las circunstancias
externas, sino de la manera en que percibimos y valoramos nuestra vida.
La palabra hebrea Simjá (שִׂמְחָה)
nos enseña que la felicidad es una actitud que podemos cultivar. No es el
resultado de la suerte o el azar, sino de nuestra capacidad de reconocer lo
bueno, agradecer y vivir con sentido. La Torá nos guía hacia una felicidad
que no se basa en la acumulación de bienes materiales, sino en la plenitud
espiritual y el cumplimiento de las mitzvot.
Los sabios enseñan que la
verdadera felicidad surge cuando una persona vive en armonía con su
propósito, cumple las mitzvot con alegría y encuentra satisfacción en el
crecimiento espiritual. La observancia del Shabat, el estudio de la Torá y
la práctica de la bondad son caminos que nos acercan a una felicidad
genuina y duradera.
El rey David escribió en los
Tehilim: "Ivdu et Hashem b'Simjá", "Sirvan a Hashem con
alegría" (Tehilim 100:2). Esto nos recuerda que la felicidad no es un
objetivo en sí mismo, sino una consecuencia de vivir con sentido y conexión con
el Creador. Cuando una persona sirve a Hashem con amor y entrega, su
vida se llena de significado y su corazón experimenta una alegría profunda.
Además, la Torá nos advierte
sobre los peligros de la tristeza y la desesperanza. En Devarim 28:47, se
menciona que las dificultades pueden llegar cuando no servimos a Hashem con
alegría y gratitud. Esto nos enseña que la felicidad no es un lujo, sino una responsabilidad
espiritual.
La felicidad también se encuentra
en la unidad y el amor por los demás. Cuando compartimos, ayudamos y nos
preocupamos por el bienestar de quienes nos rodean, nuestra propia alegría se
multiplica. La Torá nos enseña que la verdadera riqueza no está en lo que
poseemos, sino en lo que damos.
Que siempre podamos encontrar
alegría en nuestra conexión con Hashem, en el amor por nuestra comunidad y en
la gratitud por cada día. Que nuestra felicidad sea un reflejo de nuestra fe,
propósito y compromiso con una vida de significado. ¡Que tu vida esté llena
de Simjá y bendiciones!
Rabino M.Ed. Rubén Najmanovich