El
silencio del mundo
«La
crueldad del terrorismo de Hamas contra las mujeres judías.»
Me senté
a escribir como lo hago semanalmente, agradeciendo a Visa Vis la posibilidad
que me otorga el abrirme este espacio, y en la persona de Gustavo Szpigiel,
manifiesto mi gratitud.
Pero
sentí la necesidad de compartir con Ustedes una breve, real, triste y dolorosa
sensación de sentimientos que se entremezclan al rever, como si fuera un short
de YouTube, lo ocurrido con las mujeres, mujeres judías durante el aciago 7 de
octubre de 2023.
El
relato real y doloroso que hago en las líneas que escribo a continuación no son
con el objetivo de ser sádico en mis descripciones, sino en el contexto que
debemos continuar elevando nuestras voces, porque las mujeres israelíes,
mujeres judías, son futuras madres, novias, esposas, amigas, estudiantes,
trabajadoras, en fin hacerle recordar al mundo hipócrita, embustero, que estas
mujeres son tan ser humanos como cualquier otras mujeres, y lo que estas
mujeres sufrieron el 7 de octubre de 2023, y muchas de ellas en su
secuestro pasaron por un infierno, merece el repudio del mundo libre, de esos
movimientos feministas que exigen con razón el respeto hacia la mujer, pero que
no hacen nada frente a lo que las mujeres judías, las mujeres israelíes
tuvieron que atravesar y puedo afirmar lo que muchas de ellas están
atravesando.
El 7 de
octubre de 2023, alrededor de tres mil terroristas fuertemente armados del
grupo Hamás rompieron la valla que separa la Franja de Gaza e invadieron el sur
de Israel. A pocos kilómetros de distancia, invadieron el festival de música
Supernova, en el que participaban miles de jóvenes, y mataron a cientos de
participantes.
También
destruyeron 21 kibutzim y pequeños Ishuvim (asentamientos o
poblados), en los que quemaron casas, destruyeron propiedades, cometieron
violaciones y asesinaron a familias enteras sin distinción de edad o sexo.
Entraron con coches, motocicletas y parapentes, seguidos por una multitud de
civiles residentes en Gaza, entre ellos adolescentes y niños. Sorprendieron al
país en aquel Shabat de Simjat Torá.
Este
ataque terrorista, ocurrido en un Estado soberano y reconocido por la comunidad
internacional, fue el mayor acto de violencia contra el pueblo judío desde el
Holocausto y se saldó con más de 1.200 muertos y 13 herido, 254 rehenes fueron
llevados a Gaza, entre ellos 36 jóvenes del Festival Supernova, un bebé de
nueve meses, niños de entre 3 y 12 años, así como ancianos mayores de 80 años.
Casi todas las muertes - soldados, residentes de sur de Israel y jóvenes
presentes en el evento - ocurrió en las primeras 12 horas después del ataque.
Los perpetradores de la salvajada grabaron, con cámaras que ellos mismos
trajeron o, en muchos casos, con los propios celulares de las víctimas, los
detalles de las atrocidades y los transmitieron en vivo, con orgullo, en las
redes sociales.
Estas
imágenes prueban irrefutablemente la magnitud de la tragedia del 7 de octubre
contra civiles israelíes y de otras nacionalidades. Sin embargo, un capítulo de
esta historia, cuyas páginas siguen escritas día tras día con tintas de sangre
y lágrimas, fue ignorado por la mayor parte de la comunidad internacional
durante semanas, y puedo aseverar que, en muchos casos hasta los días de hoy,
como si en realidad no hubiera sucedido a pesar de las imágenes y testimonios
de los supervivientes y de los primeros rehenes liberados. Esto es
violencia contra las mujeres. La humillación, la violación, la profanación
y la mutilación de cuerpos formaban parte de una estrategia fríamente planeada
por el Hamás, cuya información fue confirmada por terroristas arrestados por
las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en los primeros días y semanas después
del ataque.
Desgraciadamente,
la rápida difusión de los informes médicos fue imposible debido a la
precariedad de las pruebas, reflejo tanto de la extrema violencia y sadismo
contra las víctimas como de las dificultades para llevar a cabo todas las
investigaciones necesarias. Los resultados de las pruebas realizadas a los
rehenes que regresaron de Gaza tras más de 50 días en cautiverio también
tardaron en llegar.
Sin
embargo, el silencio, especialmente de las organizaciones internacionales de
mujeres, empezando por la Agencia ONU Mujeres [UN Women. La Entidad de la ONU
para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer], desencadenó
oleadas de protestas en Israel, así como en las comunidades de la diáspora, y
llevó a la creación del movimiento “#metoounlessurjew” (“MeToo a
menos que seas judía”), se creó un hashtag para señalar la hipocresía del
movimiento feminista que ignoró las violaciones en el ataque de Hamás.
La
periodista Nicole Lampert criticó el silencio de las feministas ante los
ataques de Hamás contra mujeres judías y reveló el testimonio de una socorrista
sobre violaciones cometidas con crueldad. Nicole comenzó el texto recordando la
reticencia de la BBC a informar que los judíos fueron las principales víctimas
de los nazis alemanes, cuando un campo de concentración (Bergen-Belsen) fue
liberado en 1945. Luego señaló una “reticencia similar” hacia la masacre del 7
de Octubre de 2023, que llega al negacionismo:
“Lo
vemos en los carteles de israelíes secuestrados que son desfigurados por
personas que afirman que son ‘propaganda’, en la desinformación antisemita
difundida en línea y en las manifestaciones semanales a favor de Palestina que
no denuncian el terrorismo de Hamás. Pero quizás lo más peculiar sea también el
silencio de organizaciones y grupos activistas dedicados a la lucha por la
seguridad de las mujeres”
El
periódico americano The New York Times publicó un extenso y
detallado informe sobre una investigación en profundidad que duró dos meses y
concluyó que, durante el ataque del 7 de octubre de 2023, se utilizó como arma
la violencia sexual, sin limitarse a casos aislados.
Se
entrevistó a más de 150 personas, entre testigos, militares, médicos y expertos
en este tipo de abusos. También se analizaron fotos, videos y datos de GPS de
teléfonos celulares. Según el periódico, los terroristas brutalizaron y mataron
no sólo a mujeres, sino también a niñas en al menos siete lugares. Las pruebas
encontradas por los periodistas son innegables y prueban lo que testigos y
autoridades israelíes informaron desde el primer día, pero el mundo prefirió ni
escuchar ni ver.
Según el
informe de The New York Times, cuatro entrevistados describieron,
con sorprendente detalle, violaciones y asesinatos de mujeres en dos puntos
diferentes de la Ruta 232, la misma carretera donde se encontró tirado el
cuerpo semidesnudo de la joven Gal Abdush (madre de dos hijos, la cual se
convierte en el símbolo de los horrores sufridos por mujeres y niñas durante
los ataques de los terroristas del grupo criminal Hamas del pasado 7 de
octubre) en un tercer lugar. La víctima tenía las piernas abiertas, la
ropa desgarrada, signos de abuso en sus zonas genitales y una de sus manos
sobre su rostro quemado. El periódico también entrevistó a varios soldados y
médicos voluntarios que, juntos, afirmaron haber encontrado más de 30 cadáveres
de mujeres y niñas, en un estado similar al de Abdush, en el lugar donde se
realizó el festival Nova y en dos kibutzim.
Como
parte de la investigación, el equipo del diario tuvo acceso a fotografías de un
cuerpo femenino que, tras ser sacado por rescatistas de entre los escombros de
un kibutz, mostraba decenas de clavos incrustados en los muslos y
la ingle, así como un vídeo en el que se veía a dos soldadas muertas en una
base cerca de Gaza. Las mujeres parecían haber recibido disparos en la vagina.
Lamentablemente,
el shock de las fuerzas israelíes ante el inesperado ataque, la dificultad de
acceso a los lugares de los ataques y la destrucción causada por la violencia
afectaron el trabajo de los expertos en la identificación de las víctimas y las
circunstancias de los asesinatos. Los primeros grupos de técnicos médicos de
emergencia voluntarios que llegaron al recinto del Festival Supernova tras los
hechos descubrieron cadáveres de mujeres sin ropa y con las piernas abiertas
-algunas con las manos atadas con cuerdas- en la zona del espectáculo, a lo
largo de la carretera, en el Estacionamiento y campos aledaños.
En los
kibutzim Be'eri y Kfar Aza, dos de los más devastados por los terroristas,
médicos voluntarios y dos soldados israelíes confirmaron, en una entrevista al
periódico, que habían encontrado, en seis casas diferentes, al menos 24
cadáveres de personas desnudas o semidesnudas. Mujeres y niñas desnudas,
algunas mutiladas y otras atadas. Aun así, no todo el mundo cree que
se hayan producido tales atrocidades.
Después
de 54 días de cautiverio, la joven franco-israelí Mia Schem, baleada durante la
fiesta, llevada a Gaza y operada por un veterinario, preguntó (la joven
secuestrada) en su primera entrevista tras su liberación:
“¿Cómo
es posible que la gente todavía dude de todo lo que nos pasó? ¿Por qué se
niegan a creer? Para mí es importante revelar la situación real de la gente que
vive en Gaza, quiénes son realmente y lo que pasé allí. Experimenté el
infierno. Todos allí son terroristas. No hay civiles inocentes, ni uno solo.
Los civiles inocentes no existen. Son familias controladas por Hamás. Enseñan a
los niños, desde que nacen, que Israel es Palestina y que deben odiar a los
judíos”. También habló del sufrimiento, la tortura mental que sufrió durante el
cautiverio, en el hogar de una familia con niños, y la falta de alimentación
diaria. Ella cree que la única razón por la que su secuestrador no la violó fue
la presencia de su esposa e hijos en la habitación de al lado. “Su esposa
odiaba el hecho de que él estuviera a solas conmigo. Traía comida para su
marido, pero para mí no... Un día, dos días, tres días, no comí... Era tan
horrible, tenía malos ojos. Era una mujer muy mala”.
Los
padres de Schem informan que la joven, desde su regreso, ha desarrollado
epilepsia como consecuencia del trauma y la falta de sueño durante las ocho
semanas de cautiverio. Además, la niña fue operada para recuperar su brazo
lesionado.
Según
podemos observar, Hamás ha hecho de la violación un arma de guerra. El objetivo
era utilizar la violencia sexual, de forma brutal y sádica, para maximizar la
humillación y el terror de las víctimas.
Los
terroristas que invadieron Israel recibieron instrucciones de practicar la
violencia de forma sádica.
Hoy al
escribir estas líneas, me detengo y expreso que son 9 meses desde ese fatídico
día 7 de Octubre de 2023, el tiempo que tarda una mujer a dar a luz, a traer
una vida al mundo, el tiempo que tarda una mujer en ser madre, es una sensación
que no se puede explicar con palabras.
Ser mamá es como tener una extensión de sí misma
en el hijo o en la hija. Sangre de su sangre, piel de su piel. Es tener la
esperanza de dar vida a esa personita que se lleva adentro y es parte de cada
mujer, de su ser, lleva sus cualidades y defectos.
Durante el Holocausto, los
nazis y sus colaboradores asesinaron aproximadamente a 1,5 millones de niños,
muchas madres sobrevivieron al genocidio perpetrado por los criminales nazis,
sabiendo que fueron madres y sus hijos fueron asesinados. Pero también hubo
madres, miles de ellas, que hicieron lo imposible para salvar a sus hijos,
entregando sus vidas. El pueblo Judío rinde honra a ese heroísmo de las
mujeres, un heroísmo denominado Mesirut Nefesh (entrega
total y autosacrificio).
El
judaísmo, concede un papel fundamental a la Mujer, en muchos aspectos. El
estupro como arma por parte de Hamas a las mujeres judías, abrió un herida en
la sociedad israelí, en el Pueblo Judío, que será dificultoso cerrarla.
En la
liturgia, en el código de leyes, en la sociología histórica del Pueblo Judío,
existen cientos de pensamientos, de ordenanzas, enseñanzas, que indican que
debemos respetar y honrar a la mujer. Como está escrito en el Libro de
Proverbios: “Eshet Jáyil mi imtsá…” – “Una mujer valiosa, ¿quién podrá
encontrar?”
Esto es
importante resaltar que la mujer en el judaísmo es una columna, un fundamento,
en la construcción de la sociedad, de la comunidad, en la familia, así mismo en
el Estado de Israel. A pesar de que tristemente las organizaciones
internacionales, no han levantado ni una sola voz contra lo sucedido a las
mujeres judías en el criminal acto terrorista cometido por el grupo Hamas.
Gritos
silenciosos se escuchan en todos los rincones del Estado de Israel, y se hacen
eco en el mundo civilizado y racional. El mundo no creía y no quiere creer que
Hamás hubiera hecho cosas tan terribles. Pero ya no se puede mirar hacia otro
lado y permanecer en silencio, “el silencio de Caín”, especialmente ante la
evidencia de lo que les hicieron a mujeres y niñas.
Finalizar
la guerra con la derrota del terrorismo, el regreso de los secuestrados y
cautivos a sus familias, enjuiciar y condenar a todos los criminales que
participaron en ese brutal embestida homicida del 7 de octubre pasado es el
objetivo inmediato, también es necesario que las organizaciones feministas
internacionales sean juzgadas por su silencio atroz y cómplice, frente al
sadismo de aquellos que hablan de libertad con sangre en sus manos.
A estas
organizaciones feministas de tinte internacional, les recuerdo que su actitud,
es del carácter más recalcitrado de odio, que se manifiesta sin palabras, y que
simplemente se denomina judeofobia.
Rabino
M.Ed. Ruben Najmanovich
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Este artículo se publico en:
El silencio del mundo: «La crueldad del terrorismo de Hamas contra las
mujeres judías». Por Rabino M.Ed. Ruben Najmanovich.
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