quinta-feira, abril 19, 2018

Israel hoy, un sueño hecho realidad


Yom Haatzmaut: Israel hoy, un sueño hecho realidad

El lugar de nacimiento del pueblo judío es la Tierra de Israel. Ahí se desarrolló una considerable parte de la larga historia de la nación, de la cual los primeros mil años se encuentran registrados en la Biblia
La historia judía empezó hace aproximadamente 4000 años con el patriarca Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob. Documentos descubiertos en Mesopotamia, que se remontan a la primera mitad del segundo milenio antes de la Era Común presentan aspectos de su vida nómada, que se describen en el libro de Génesis.
Después de cuatrocientos años de esclavitud, los hebreos fueron conducidos a la libertad por Moisés, quien, de acuerdo a la narración bíblica, fue elegido por D-os para sacar a su pueblo de Egipto y retornarlo a la Tierra Prometida.
Durante los siguientes dos siglos, los israelitas conquistaron gran parte de la tierra circundante, y abandonaron sus costumbres nómadas, transformándose en campesinos y artesanos.
Vamos a imaginarnos que nos encontramos en el año 1004 AEC, cuando David compra a la jebusita Arauna un granero en el Monte Moriah, derrota a los filisteos y extiende el Reino de Israel desde el mar Rojo hasta Aram Zoba, país arameo que hoy es Alepo, Siria. David convirtió a Israel en una importante potencia, unió a las doce tribus de Israel en un solo reino. Pero la obra más brillante y grandiosa de David fue la conquista de Jerusalén de manos de los jebuseos. David fue nombrado rey de todo Israel y escogió a Jerusalén como el centro de la vida religiosa y política de su pueblo. La Biblia lo considera como el más grande de los monarcas de Israel. A su muerte, fue sepultado en su ciudad, Jerusalém.
La historia de Israel comienza en una época en que la ciudad de París no se llamaba ni siquiera Lutecia y Londres era apenas un lodazal que no habitaban ni los anglos ni los sajones.
Pero hagamos memoria para que se comprenda bien el milagroso hecho del retorno a la tierra de sus ancestros y su increíble desenvolvimiento que ha sido objeto de admiración de todas las naciones del orbe.
Comencemos pues por el nombre de Palestina. Se deriva de la voz Palastu, con los que los antiguos asirios designaban la tierra de los filisteos, pueblo egeo que se estableció al sur del país, hacia el año 1300 AEC. Ese pueblo desapareció completamente de la faz de la Tierra y al igual que otros pueblos, como los asirios, babilonios, fenicios y tantos otros que dominaron en su momento al mundo occidental conocido, no dejando más que ruinas y monumentos. La única civilización del Medio Oriente que no desapareció fue la judía, porque su pueblo conservó siempre su religión, su fe y sus tradiciones. Este territorio de los filisteos de cuya denominación se deriva el vocablo Palastu, recibió el nombre de Eretz Israel, que significa Tierra de Israel después de la conquista y su establecimiento por los hebreos. Este último nombre fue adoptado por el movimiento sionista para todo el territorio palestino. En consecuencia, debe quedar bien claro que los poseedores de Palestina fueron los judíos y que los que actualmente se hacen llamar palestinos poblaron esta Tierra mucho tiempo después, y la que se hizo llamar la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) fue creada en mayo de 1964 por la Liga Árabe.
Y ya que hemos mencionado la capital de Israel, debemos decir que, ubicada en el corazón de Israel, que separa el desierto del mar, se halla una ciudad suspendida entre el cielo y la tierra. Una ciudad de belleza y hermosura sin igual. Una ciudad de encanto y de historia. Una ciudad que es inspiración de poetas. Esta ciudad se llama Jerusalém.
Pocos panoramas son tan bellos, pocas vistas tan impresionantes como la resplandeciente y majestuosa ciudad de Jerusalém (Yerushalaim), contemplada desde el Monte de los Olivos.
En las tempranas horas, cuando el rocío de la noche brilla sobre las cúpulas, las torres y los techos planos de la ciudad, cuando una neblina transparente descuelga su encaje de los muros y los rayos del sol perforan la dura piedra, el visitante se asoma a una de las grandes maravillas: la ciudad de Yerushalaim.
Al contemplar aquella magnificencia, uno se asombra de observar la Ciudad Antigua, encerrada en un cinturón de murallas. Y los rayos del sol del atardecer, antes de esconderse detrás de los montes, la convierten en Yerushalaim Shel Zahav, en la “Jerusalém de Oro” ¡Tan poca geografía y tanta historia!
Aquí se alzaba la ciudad del rey David. Aquí, en el ángulo del área de lo que fue el Templo de Salomón, uno mira y murmura: Aquí, todo comenzó.
Su hijo Salomón, el rey sabio, mandó construir el Primer Templo con materiales importados de Tiro, ciudad de Fenicia en el año 955 A.E.C. Empezó su construcción en el cuarto año de su reinado y tardó siete años en terminarlo.
La estructura del Primer Templo tenía tres pisos de altura, estaba rodeada de una galería de columnas, un patio interior y otro exterior. Fue hecha de piedra tallada, sus paredes recubiertas de cedro bordado de oro.
En el año 586 A.E.C el rey de Babilonia, Nabucodonosor, destruyó el Templo al capturar Jerusalén, saqueó todos los tesoros y dejó el santuario en ruinas, llevando a todos los judíos cautivos a Babilonia en calidad de esclavos. El recuerdo indeleble de ese desastre nacional perdura hasta hoy día, conmemorándose el ayuno de Tishá BeAv, el noveno día del mes de Av. Medio siglo después en el año 539 A.E.C, Babilonia cayó bajo el dominio del poderoso rey Ciro de Persia, quien expidió un decreto permitiendo el regreso de los judíos a Jerusalén. En el año 519 A.E.C, el rey persa Darío mandó reconstruir el Templo por primera vez y la obra fue terminada en tres años. La ciudad fue lentamente reedificada para adquirir su antigua fisonomía. Se pobló densamente y se construyó un cinturón de murallas para defenderla. La ciudad de Jerusalém fue nuevamente capturada por Antíoco Epifanes de Siria y fue profanado su Templo. En el año 200 A.E.C fue invadida por los griegos, y en el año 164 A.E.C, los Hasmoneos o Jashmonaim de Yehudá el Macabeo la liberaron y purificaron su Templo.
Restablecieron el culto divino del Estado Independiente. Jerusalén se transformó nuevamente en el corazón del pueblo judío. Nosotros lo recordamos con el milagro de la fiesta de Janucá.
Después fue nuevamente conquistada por Pompeyo, el general de las fuerzas romanas y en los años 20 y 19 A.E.C. El rey Herodes, gobernador de Judea, a la muerte de su padre Antípater, que era protegido del emperador romano César, comenzó a edificar palacios y ciudades para congraciarse con los judíos. Herodes fundó Cesárea, de dimensiones y grandeza monumentales y reconstruyó Samaria (Shomrón).
Jerusalém fue embellecida con teatros y anfiteatros, pero la obra más célebre del reinado de Herodes fue la restauración y reconstrucción del Segundo Templo, que duró ocho años. Siguió el plano general del Primer Templo de Salomón. Al mismo tiempo, Herodes quien no se consideraba judío, pobló al país de templos paganos. Herodes murió en el año 4 A.E.C. De este Templo quedan los restos del Muro de los Lamentos.
En el año 70 de la Era Común, el sanguinario romano Tito destruyó el Templo y las fortificaciones. El Arco de Tito fue erigido en el Foro Romano. Transportaron el candelabro de siete brazos a Roma, anunciando el exilio y la Diáspora de los judíos, que duró dos mil años y, aunque en el año 132 de nuestra era Bar Kojbá se rebeló contra el emperador romano Adriano, resistiendo tres años y medio, finalmente cayó la última fortaleza judía, la colina de Betar. Los romanos cambiaron el nombre de Jerusalém y llamándola Aelia Capitalina.
Después de que empezó el largo destierro, Jerusalén fue conquistada por los bizantinos, los árabes, los cruzados, los mamelucos, los tártaros, los otomanos y los británicos. El 7 de junio de 1967, en la Guerra de los Seis Días fue liberada la Jerusalém antigua, la Jerusalém amurallada, la Jerusalém del Muro de los Lamentos, la capital del Estado de Israel.
Es interesante hacer notar que para ninguno de los reinos invasores significó jamás una patria. Para la religión musulmana, la patria espiritual es la Meca, para los cristianos es el Vaticano: sólo para los judíos es la eterna Jerusalém, en su propio Estado de Israel.
Debemos pues entender que el lugar de nacimiento del pueblo judío es la Tierra de Israel. Ahí se desarrolló una considerable parte de la larga historia de la nación, de la cual los primeros mil años como ya lo mencionamos están registrados en la Biblia.
Es por ello por lo que, al conmemoramos los 70 años de existencia soberana de Israel, recordamos aquel 14 de mayo de 1948, en que Ben Gurión, primer Jefe de Gobierno, leyera la Declaración de Independencia en el Museo de Tel Aviv, ya que Jerusalém estaba sitiada. Sus palabras fueron escuchadas por la Asamblea y el mundo entero:
“El nuevo Estado de Israel, ha sido la cuna del pueblo judío: aquí se ha forjado su personalidad espiritual, religiosa y nacional; aquí ha vivido como pueblo libre y soberano, aquí ha creado su cultura con valores nacionales y universales y ha legado al mundo entero el imperecedero Libro de los Libros: la Biblia.
Hacemos un llamado al pueblo judío en toda la Diáspora a congregarse en torno al Estado de Israel y a secundarlo en sus tareas de inmigración y construcción y en su gran empresa por la cristalización de sus aspiraciones milenarias de redención del país”.
En esa hora definitiva podemos decir que los pueblos arriban a veces a ciertas encrucijadas que requieren la elección de alternativas decisivas, no solamente de índole socio-económico, sino también de saber vislumbrar el futuro y comprender la esencia de la vida. Creemos que una de tales encrucijadas fue la tragedia del Holocausto, clara demostración de que los grandes hechos y cambios por los cuales pasa la humanidad encuentran a los judíos siempre indefensos y de que no tenemos derecho, si es que queremos subsistir, a confiar en que nuestros problemas y nuestro destino puedan ser resueltos por los demás y no por nosotros mismos.
Esta convicción de preservar todos los valores espirituales de nuestro pueblo nos impone una lucha a vida o muerte por el derecho a la supervivencia. Sólo podíamos lograr este objetivo con la existencia de un territorio propio e independiente, el Estado de Israel.

Rabino Lic. Ruben Najmanovich
18.5.2018 // 4 de Iyar de 5778
70 años del Estado de Israel

domingo, abril 15, 2018

70 anos de Medinat Israel


Dia da Independência
Iom Haatsmaut

A festa nacional do Estado de Israel, que registra a declaração de independência, no dia 5 do mês de Yiar do ano Tashach (5.708) (14.5.1948).
O Rabinato Central de Israel declarou o Dia da Independência (Iom HaAtzmaut) como um feriado religioso, e compôs uma forma de oração especial para as oração vespertina (Tefilat “Maariv”) e matutina (Tefilat “Shacharit”), que fazem parte das muitas edições padronizadas dos livros de orações, em Israel e na Diáspora.
A oração compreende o “Halel” (a parte de “Louvor”) e partes de leitura dos profetas (Isaías, 10:32), que devem ser recitadas sem as bênçãos que as acompanham. O Rabinato também postergou, dentro deste dia, os costumes de luto que são habituais aos dias da “contagem do Omer”.
Segundo uma regulamentação aprovada pela Knesset (Parlamento), antecipa-se o Iom HaAtzmaut à quinta-feira que lhe é anterior, naqueles anos em que o Dia da Independência (5 de Yiar) recái numa sexta-feira ou num sábado, e tudo isto para não causar uma profanação do sábado.
Os eventos do Dia da Independência se iniciam com uma cerimônia estatal, no Monte Hertzl, em Jerusalém, perto do túmulo do visionário do Estado de Israel. O país, em suas ruas e casas, é ornamentada com as bandeiras da nação. O povo comemora com cantos e danças nas ruas e em festas organizadas. Dezenas de milhares de famílias excursionam pelos recantos do país, nos parques, nos bosques, que foram plantados e mantidos pelo Kéren Kaiémet Leisrael (Fundo Nacional Judaico).
Nos últimos anos, ganha um valor central nas comemorações do Dia da Independência, o Concurso sobre a Bíblia para Jovens Judeus de Israel e da Diáspora. Ao se encerrar o Dia da Independência são conferidos, sob os auspícios da Presidência do Estado, os Prêmios “Israel” aos que se distinguiram nos diversos ramos científicos e artísticos.
A véspera do Dia da Independência é no dia 4 do mês de Yiar, e foi determinado pelo governo de Israel como o Dia Geral de Recordação por aqueles caídos pelo erguimento de nosso Estado e de nossa Terra, na Guerra de Independência e nas diversas campanhas militares que se seguiram a ela. O Dia de Recordação é aberto na véspera no espaço perante ao Kotel Hamaaravi (O Muro as lamentações), e parentes e familiares daqueles que cairam nas batalhas de Israel afluem aos cemitérios militares e acendem velas de recordação. Em muitas comunidades, recita-se o capítulo 9 dos Salmos, “sobre a morte do filho”.
Essa data (Iom Hazicarón) foi determinada, devido ao fato que o 4 de Iyar de 5708 – 13 de Maio de 1948, foi à caída de Gush Etsión (onde encontra-se a Yeshiva Alon Shvut do Rabino Amital, e o Kibutz Kfar Tsión). Nesse dia caíram 127 defensores, dum total de 240 que defendendo o lugar deram suas vidas.
As orações e costumes que se realizam são: Acende-se luzes (nerot – velas) em memória deles, recita-se primeiramente Azcara Lekedoshim (Oração pelos caídos) e depois dois salmos o 9 e 144, depois disto recita-se Kadish Iatom (Dos enlutados). Recomenda-se que sejam acesas velas de lembrança (24 horas) desde o pôr do sol do dia 3 de Iyar até o fim da Tefiláh Mincháh do dia 4 de Iyar. Neste ano devido ao que 4 de Iyar é Sexta-feira – véspera do Shabat – adianta-se ao 2 de Iyar (7 de Maio), por tanto desde o pôr do sol de 1 de Iyar (6 de maio) até mincháh de 2 Iyar lembramos aos caídos nas diferentes batalhas, atos de terror e outros nos 60 anos da existência do Estado de Israel e mais de 100 desde inicio do retorno a nosso lar.
A data de Iom Haatsmaut – dia da Independência do Estado de Israel, que corresponde ao 5 de Iyar, já havia sido antecipada muito antes que esta ocorre-se.
Para finalizar duas considerações importantes devemos iniciar o serviço com a leitura do salmo 107, alem disto o Grã Rabino Nissim no ano 5718, promulgo um Haiter, uma autorização em uma responsa pela qual permite o corte de cabelos e a realização de bodas apesar de encontrar-nos no período de Sefirat Haomer.
Concluindo com as Palavras de Rabi Meir Bar Ilán (Rabi Meir Berlin, nasceu 1880 e faleceu 1949, seu pai foi o Netsiv, Diretor da Yeshiváh de Voloshin, Dirigente Sionista, membro da diretiva Sionista e da Direção do Fundo Nacional (KKL), faleceu em Jerusalém) expressadas em uma conferencia no ano 1948:
“Estou completamente seguro que se nossos país e ancestrais levantassem de suas sepulturas, enxergariam este dia como representando a realização da visão do Profeta Ezequiel e toda sua mensagem profética: O Estado de Israel constituiu o terceiro retorno a Terra de Israel. Uma vez retornamos de Egito, a segunda vez de Babilônia e agora de todos os paises do mundo, na medida de nossas possibilidades. Si O Senhor, Bendito Seja, o permite, ainda poderemos abandonar todos o exílio e vir para Israel”.

Chag Sameach
Rav Ruben Najmanovich