terça-feira, fevereiro 23, 2021

Shabat: La idea judía más universal y revolucionaria

 Shabat: La idea judía más universal y revolucionaria

 


La Toráh define al Shabat como “ot”, es decir, como una señal identificatoria del pacto entre el pueblo judío y D-os. Cuando observamos el Shabat, a través de lo que hacemos y dejamos de hacer, manifestamos nuestra identidad judía. La observancia del Shabat, un elemento no étnico, nos distingue de los otros pueblos de la tierra.  

Observar el Shabat es la forma judía de declarar (o de acuerdo con la terminología rabínica de “testificar”) que creemos en la existencia de D-os, el Creador de los cielos y la Tierra. Los judíos trabajamos seis días y el séptimo interrumpimos todo para dedicarnos a nuestro Creador.  

Es interesante, y se habla muy poco de este tema, que, si bien la observancia del Shabat sigue siendo un valor exclusivamente judío, el Shabat produjo una “idea” revolucionaria que es hoy patrimonio de la humanidad. La idea del ciclo semanal.  

Trataremos de comprender mejor este concepto. 

A diferencia de otras mediciones de tiempo, la “semana” no tiene ninguna indicación astronómica, es absolutamente convencional. 

El “día”, tal como lo explica la Toráh en Bereshit (Génesis), es el resultado de la transición entre la luz solar y la oscuridad de la noche.  

El “día”, el sistema más elemental de medición de tiempo, el tema fundamental del primer día de la Creación nos es arbitrario, sino visible, y astronómicamente predecible (24.0000006 horas).  

Lo mismo ocurre con el ciclo del “mes”, que también indica otro ciclo astronómico, en este caso, el ciclo lunar, que dura 29,53 días.  

Luego tenemos el año, también un ciclo astronómico visible, calculable y predecible, que lleva 365 días (y 5 horas, 48 minutes, y 46 segundos).  

Días, meses y años, son periodos naturales y visibles. 

Pero el ciclo semanal ¡es completamente arbitrario! No hay ninguna indicación astronómica, ni terrestre, ni solar, ni lunar que indique o determine un ciclo de 7 días. Como lo explica la Toráh, y como lo confirman los historiadores modernos, el ciclo semanal tuvo su origen en el pueblo judío. Para observar el Shabat, en la antigüedad sólo los judíos dividíamos el tiempo en ciclos de 7 días.  

La observancia del Shabat, y, como consecuencia de la observancia del Shabat, la división del tiempo en ciclos de siete días, son signos identificatorios, que eran exclusivos, entre D-os y el Pueblo judío: 

Imaginemos lo raro que les habrá parecido a los demás pueblos que “de vez en cuando” los judíos dejarán de trabajar la tierra, cocinar, construir, etc. Pero con el tiempo, el reposo semanal sistemático que el resto del mundo observaba en el pueblo judío, fue generando en la humanidad la idea de un ciclo de 7 días. La observancia del Shabat se transformó en un reloj no astronómico sino humano, y los Yehudim cumplimos así nuestra misión de ser or lagoyim (Luz para los pueblos), inspirar al mundo a creer en D-os.   

Los judíos seguimos siendo los únicos que observamos el Shabat, estrictamente y de acuerdo como lo indica la Toráh. Pero al adoptar el ciclo semanal, la humanidad entera ha asimilado la idea judía del Shabat, y directa o indirectamente, el reconocimiento de la existencia de un D-os, Creador del universo.