sexta-feira, outubro 19, 2012

Perasháh em português: Nôach

Nôach(Gênesis 6:9-11:32)

Noach

“Então disse D'us a Nôach: Resolvi dar cabo de toda carne, porque a terra está cheia da violência dos homens: eis que os farei perecer juntamente com a terra.” (Gênesis, 6, 13).

Entre o Homem e seu próximo

Perasháh Nôach é cognominada em nome do homem, que foi escolhido pelo Criador, a fim de continuar a existência do gênero humano, no momento em que foram decretadas sentenças de extermínio total ao mundo.

Segundo o Tratado Avot (ֹtica dos Pais), capítulo V, foram todas as dez gerações, desde Adam até Nôach, foram compostas de pecadores e criminosos, e somente no fim de um longo período de dez gerações, repletos de pecados do homem para com o Lugar, e entre o homem e seu próximo, foi sancionada a sentença de trazer o dilúvio ao mundo.

Nossos sábios, de abençoada memória, acentuam, em alguns lugares, que apesar do fato que os pertencentes à geração do dilúvio pecaram e delinquiram contra D’us, não foi proferida a sua sentença a não ser pelos seus atentados a propriedade do próximo.

E assim é citado no Talmud (Tratado Sanhedrin, 108, página 1):

“Disse Rabi Iochanan:

Vinde e vide quão grande é à força da violência dos homens (quão grave é a transgressão da pilhagem), pois que a geração do dilúvio cometeu de tudo (as pessoas desta geração cometeram todas as faltas do mundo), e não foi. Proferida sua sentença (não lhes foi imposto o grave castigo) até que suas mãos tocassem na pilhagem, pois que foi dito: ‘porque a terra está cheia da violência dos homens; e eis que os farei perecer juntamente com a terra’. (Gênesis, 6, 13)”.

Uma Historia para Meditar

Qual dos dois cachorros vencerão?

“Sólo te ama aquel que ama tu alma”

Um homem sábio descreveu certa vez em seus conflitos internos:

Dentro de mim existem dois cachorros, um deles é cruel e mau, o outro é muito bom e dócil.

“Os dois estão sempre brigando..."

Quando então lhe perguntaram:

Qual dos cachorros ganharia a briga?

O sábio homem parou,

refletiu e respondeu:

"Aquele que eu alimentar".

Shabat Shalom!!

Perashá de la Semana en español: Noaj.

Noaj

(Génesis 6:9-11:32)

Noaj

El Equipo Familiar

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A veces la vida puede ser dura, especialmente cuando otras personas no nos tratan de la forma que nos gustaría. Pero las cosas van mucho mejor si tenemos en nuestras vidas un lugar en donde nos sentimos seguros.

Nuestra perasháh relata la historia del gran diluvio que inundó el mundo. Pero antes de que empezara a llover, D-os le dijo a Noé que construyera un tipo especial de barco, llamado arca, que flotaría por encima de las aguas y mantendría sanos y salvos a todos los que estuvieran dentro.

Noé trajo todas las especies animales hasta el arca, así como a toda su familia.

Podemos aprender de aquí a construir nuestra propia "arca", tratando a nuestra familia y a la gente que nos rodea amablemente y con respeto. Un "arca de buena voluntad" como esta, puede mantenernos a flote en los momentos duros de la vida.

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En nuestra historia, dos hermanos aprenden a "construir un arca" tratándose mutuamente con respeto.

"El Equipo Familiar"

El Sr. Levy acababa de llegar a casa del trabajo. Se sentó en su silla favorita y comenzó a revisar la correspondencia del día. Estaba muy concentrado en su tarea cuando sus dos hijos entraron bruscamente a través de la sala como un tren de carga.

Emanuel, el más chico de los dos, sostenía un balón de baloncesto color rojo, blanco y azul, y Rafi, su hermano mayor, lo perseguía violentamente.

"¡Dame la pelota, es mi turno para lanzar!", gritó Rafi.

"¡De ninguna manera! ¡Es mi turno!", chilló su hermano. El Sr. Levy no prestó demasiada atención a los acontecimientos. Él sabía que los juegos de pelota, y que las discusiones que se producían a causa de ellos, eran parte de crecer, y que los niños lo resolverían por sí mismos si él los dejaba. Pero, cuando los muchachos doblaron y se dirigieron hacia el comedor, su padre escuchó que Rafi llamó a su hermano por un sobrenombre realmente repugnante, y el joven muchacho, que recién había perdido el balón, respondió con algo aún peor.

El Sr. Levy levantó su ceja. "¿En dónde aprendieron eso?", pensó.

Pronto, sin embargo, la lucha había terminado y los dos niños estaban lanzando el balón pacíficamente en el patio trasero una vez más.

Unos minutos más tarde, la puerta trasera se abrió y los muchachos vieron a su padre caminando con una botella de soda y tres vasos. "Chicos, vamos a tomarnos un tiempo fuera", él les dijo.

Los muchachos, sedientos por el partido de baloncesto, accedieron con mucho gusto. Los tres se sentaron en la mesa del patio y disfrutaron de las refrescantes bebidas.

El Sr. Levy dijo: "Chicos, siento interrumpir su juego, pero hay algo que tenemos que hablar".

"¿Qué cosa?", exclamó Rafi, aún sin aliento. "Bueno, cuando ustedes entraron a la casa hace un rato, escuché que utilizaron un tipo de lenguaje que yo nunca les he enseñado, y que no es aceptable. ¿Saben a lo que me refiero?".

Los hermanos se sonrojaron. Por último, el hijo mayor habló. "Pero papá, así es como hablan todos los niños del barrio. Es parte del juego". Su hermano movió la cabeza en señal de asentimiento.

El Sr. Levy se enderezó en su silla. "Rafi, ¿tú crees que es correcto que hablen entre ustedes de esa manera? ¿Crees que alguien se siente bien cuando lo llaman con tal sobrenombre?".

"No", respondió Rafi. "Pero todo el mundo habla de esa manera", añadió suavemente.

"Escuchen chicos", dijo el Sr. Levy, "Yo sé como son las cosas allá afuera. De hecho, donde yo trabajo también hay personas que hablan duro y no respetan a las personas que los rodean. A veces es difícil para mí no comportarme como ellos lo hacen".

"Entonces, ¿qué haces papá?", preguntó Emanuel.

"Bueno, trato de pensar en cuán agradable es estar en nuestro hogar, y la ardua forma en que todos intentamos tratarnos los unos a otros con amabilidad y con respeto. El hacer eso, me ayuda a mantenerme fuerte y a actuar decentemente, incluso cuando la gente a mi alrededor no actúa de la misma manera".

"Entonces eso es lo que haremos nosotros también", dijo Emanuel.

El Sr. Levy puso su mano sobre el hombro de su hijo y le dijo: "Esa es una buena idea, pero... sólo funcionará si recordamos que debemos hablar y que debemos tratarnos adecuadamente entre nosotros cuando estamos en casa. Entonces, cuando estamos por ahí, podemos llevar el comportamiento de nuestro hogar con nosotros".

El Sr. Levy recogió el balón que había rodado cerca de la mesa. Se lo entregó a Rafi y dijo: "Vuelvan a su juego chicos. Y recuerden, sin importar dónde se encuentren, que siempre pueden formar parte del ‘equipo familiar'".