sexta-feira, outubro 05, 2012

Perasháh de esta semana: Shabat Jol Hamoed Sucot

Sucot

hallel sucot
 
La Felicidad es una Actitud

Las festividades son momentos alegres. Pero hay una festividad judía, Sucot, en donde la alegría literalmente desborda por el techo. Nuestros sabios se refieren a esta festividad como “Zmán Simjatenu” - el tiempo de nuestra alegría. Los judíos tradicionalmente construyen y decoran hermosas sucás, tiendas al aire libre hechas de materiales naturales que se transforman en un “hogar lejos del hogar” durante el festival de siete días. Ahí se come, se toma, se reúne la familia, se canta y se baila con alegría. Los sabios enseñan que mientras más nos alegramos durante Sucot, más alegría seremos capaces de sentir durante el resto del año.

Pero, ¿qué pasa si no estamos tan felices, o si las cosas no están saliendo bien en nuestra vida? La visión de la Torá es que le alegría es una actitud que no depende de circunstancias externas. Nosotros podemos aprender a ser felices. Y es muy importante hacerlo, ya que la alegría es una valiosa herramienta para la vida que nos da energía, nos ayuda a relacionarnos con los demás y nos acerca a nuestras metas. Sucot es el momento para aprender a ser felices y desarrollar nuestra alegría.

En nuestra historia un niño desarrolla la actitud de la alegría.

La Historia: "Des-atorados"

“¿Por qué estás tan feliz?, le preguntó Richie a Steve con un tono molesto. Los dos niños estaban sentados en el asiento trasero de la camioneta familiar que a su vez estaba atorada en el medio de un tráfico infernal, y además, el aire acondicionado no estaba funcionando. El tráfico estaba tan lento que algunas personas salían de sus automóviles para estirar un poco las piernas y tomar un poco de sol.

Cuando Richie le preguntó inicialmente su opinión a Steve acerca de la situación en la que se encontraban, él esperaba quejas, sarcasmos - cualquier cosa menos una sonrisa enorme y los pulgares hacia arriba que su amigo Steve le mostró en respuesta.

Richie continuó, “No es como que estamos disfrutando de un refresco en la orilla de la piscina, sabes”. ¿Acaso no estás un poco molesto por el tráfico?”, preguntó Richie, cada vez más irritado.

Pero Steve respondía con la misma sonrisa feliz. “¿Para qué sirve deprimirse?, eso no va a cambiar el curso de las cosas, ¿cierto? Hay que ver el lado bueno, por lo menos no estamos caminando.

Richie admitía que su amigo realmente estaba en lo correcto. Sin embargo, el viaje era definitivamente molesto, y él sentía que tenía todo el derecho a estar irritado. Para ese entonces, ya había un vendedor ambulante vendiendo refrescos entre las hileras de autos detenidos.

“¡Hey!, ¡aquí está tu refresco!”, bromeó Steve con una sonrisa. “Todavía tenemos que trabajar en lo de la piscina...”

Richie no podía creerlo. Su amigo estaba bromeando en un momento como este y realmente estaba pasándolo bien. El observó a los demás niños en el vehículo y todos se veían apropiadamente miserables, especialmente el pequeño Hal, que estaba atrapado en el asiento para bebés.

Las bocinas de los vehículos sonaban sin parar, creando una extraña sinfonía. Richie se dirigió a Steve, su calmado y alegre amigo, y le preguntó, “¿Cuál es tu secreto? ¿Dónde puedo conseguir un poco de esa tranquilidad?

Steve se rió. “No es un gran secreto, y además, tú ya lo conoces. Las personas son tan felices como desean ser. Prácticamente en cualquier situación encontrarás personas que son felices y personas que no. Yo sólo decidí que voy a estar del lado de las personas felices. ¡Y tú también puedes hacerlo!”

Los niños comenzaron a celebrar cuando los vehículos delante de ellos comenzaron a moverse, pero las risas se transformaron rápidamente en quejidos cuando los vehículos se detuvieron nuevamente un par de metros más allá... “¿Cómo puedo decidir ser feliz si no estoy feliz?, pregunto Richie.

Steve asintió, “Bueno, una buena manera de comenzar es actuar como si estuvieras feliz. Te sorprenderás de ver como de esta manera realmente comienzas a sentirte feliz. ¡Adelante, inténtalo!”  

Sonaba bastante teórico, pero Richie decidió que no tenía nada que perder - ciertamente no había apuro, de todos modos estaban atascados en el tráfico. Ignorando el calor, Richie hizo su máximo esfuerzo para sonreír. Se sorprendió mucho al notar que realmente se sentía un poco menos tenso.

“¡Buen comienzo!”, lo alentó Steve. “Ahora, en vez de concentrarte en lo negativo, comienza a pensar en todo lo bueno que hay en tu vida, y pronto, no tendrás que pretender estar feliz, ¡ya que estarás realmente feliz! Después de todo, estás vivo, saludable, tienes amigos, ¡y eso es sólo el comienzo!

Richie tenía que admitir que había mucho para estar agradecido. Él realmente comenzaba a sentirse mejor, incluso feliz.

“¡Vamos, cantemos una canción!”, dijo Steve. A medida que los dos amigos comenzaban a cantar, los otros niños dentro de la camioneta se miraban atónitos unos a otros. Al principio parecían molestos, pero pronto fueron persuadidos por los rostros genuinamente alegres de los dos niños cantando. Uno a uno comenzaron a unirse. Después de unos instantes, toda la camioneta estaba cantando en armonía. ¡Incluso el conductor y el pequeño Hal se unieron!

Cuando el tráfico comenzó a mejorar, nadie lo notó. Ellos, ya se habían des-atorado antes.