segunda-feira, outubro 06, 2014

SUCOT: Nuestra casa fuera de casa


 
La Torá nos dice: "En las Sucot habitaréis por siete días ... para que vuestras generaciones sepan, que en Sucot establecí a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto ..." (Vaykra 23).    
Durante siete días abandonamos nuestros hogares y nos establecemos en la Sucá. La Sucá es una cabaña o choza que consta de tres o cuatro paredes y un "techo" muy frágil hecho de ramas llamado 'Sejaj'. Comemos, estudiamos y, si el clima lo permite, dormimos en la Sucá. Traemos nuestros muebles más confortables para la Sucá, tratando que nuestra estadía en la Sucá sea lo más placentera posible.
 
La fiesta de Sucot nos recuerda los cuarenta años que pasamos en el desierto cuando salimos de Egipto y nos encaminamos a la Tierra Prometida. Durante todo ese tiempo HaShem nos proporcionó comida, agua y todas nuestras necesidades. También nos concedió una protección especial en el desierto contra las inclemencias del tiempo, los animales salvajes y otros peligros del desierto. Esa Protección Divina es la que recordamos en Sucot. Cuando nos mudamos a la Sucá y dejamos la seguridad de nuestros sólidos hogares, estamos rememorando, o prácticamente, "reviviendo",  aquellos días en los que estábamos bajo la Directa Protección de HaShem. Que en última instancia, es la Protección que más nos debe importar.
 
Hay muchos detalles y especificaciones acerca de como construir la Sucá.
 
Los principios básicos son:
 
PAREDES: Las Paredes deben construirse primero, antes de colocar el "techo" o sejaj. Las paredes pueden estar hechas de cualquier material capaz de resistir un viento promedio. Por este motivo, da acuerdo al rab Obadia Yosef z"l, no deberíamos usar sábanas o telas para las paredes, ya que estas se muevan con el viento.  Es preferible usar paneles sólidos de madera, acrílico, etc. 
 
TECHO:  En la parte superior de las paredes colocamos el 'sejaj' (techo hecho de ramas, juncos, etc.). Para el sejaj podemos usar todo tipo de ramas: juncos de bambú o esterilla, ramas de arboles con hojas, ramas de palma, etc. Hay cortinas especiales hechas de cañas, juncos o bambú que se pueden utilizar para este propósito.

SOMBRA: El Sejaj tiene que ser lo suficientemente denso como para proporcionar sombra; pero debe ser lo suficientemente frágil como para que NO nos proteja de la lluvia.  Una Sucá "impermeable" no se considera una "Sucá" y por lo tanto no es valida (pesulá).
 
Más instrucciones para construir la sucá (Hebreo)


El Sr. Tom Norris, arquitecto, de Arizona, USA nos enseña como construye su Sucá  en 30 minutos, y por 180 dólares.

30 minute Sukkah
30 minute Sukkah
 
#################
Este artículo fue escrito por el Rabbí Yosef Bitton, Ohel David and Shlomo Congregation of Manhattan Beach, Brooklyn. Fue entre otros cargos, gran Rabino de la Comunidad Judía Ashkenazi del Uruguay.

Viendo al Elefante

Viendo al Elefante

clip_image001

Cuatro hombres ciegos se encontraron con un elefante.  Uno le agarró la pata y dijo que era la pierna de un árbol.  Otro agarró la cola pensando que era un hipopótamo.  Otro toco la nariz del elefante y decidió que era una manguera para regar, y el cuarto hombre tocó uno de los costados del animal y dijo que para él era una pared.

El sabio les dijo: “Todos ustedes tienen razón”.

La primera vez que escuché esta parábola pensé que esta quería ilustrar que la verdad es relativa.  Cuatro personas diferentes, cada una sacando una conclusión distinta acerca de una misma cosa.

Años más tarde, me di cuenta de que la historia habla exactamente de lo contrario: la verdad es objetiva.  Después de todo, ¿existe un elefante?  Claro que el elefante está ahí!  Esa es la realidad objetiva, independiente del punto de vista de cada uno.

La verdad es compleja, multi-facética, y a veces muy difícil de obtener.  Pero no es relativa.  Hay una verdad afuera; y nosotros debemos darnos cuenta de que pieza del rompecabezas estamos tomando.  

Los cuatro ciegos cayeron en un error muy común: llegar a una conclusión errónea por falta de información.  Teniendo conocimiento de una sola parte del elefante era muy improbable llegar a la conclusión correcta. 

Los cuatro ciegos deberían haber hablado entre ellos compartiendo la información que cada uno de ellos tenía. Al poner todas las piezas juntas, una imagen más clara hubiese comenzado a emerger y algunas conclusiones iniciales podrían haberse cambiado:  Esto no es un mueble, es definitivamente un animal muy grande.  Con más y más información la imagen eventualmente hubiese estado más clara y precisa, revelando finalmente que eso era un elefante.

La palabra en hebreo para "verdad" es "emet".  Esta palabra está compuesta por tres letras - la primera, la del medio y la última letra del abecedario, porque la verdad está compuesta por el todo - el principio, el medio y el final.  Para poder llegar a juzgar correctamente el juez tiene que obtener la imagen más completa posible. 

Ver al elefante no es nada fácil.  Requiere que estemos abiertos a desafiar nuestros axiomas, presunciones y creencias.

Poniendo a Prueba Nuestras Presunciones

Vamos a tomar el ejemplo del hombre ciego que equivocadamente pensó que estaba agarrando una manguera en lugar de la trompa de un elefante. Le llamaremos Mr. Gray.  Basado en su descubrimiento, Mr. Gray  escribe libros sobre la naturaleza de las “mangueras”, convirtiéndose en un autor famoso, exitoso e invitado frecuente a programas de televisión.  Forma un departamento en una universidad de prestigio dedicada a la investigación de la naturaleza y los beneficios de la “manguera”.

Un día alguien toca a su puerta.  "Perdóneme señor, ¿es usted el Sr. Gray, el autor de los '7 secretos de una manguera'?".

“Si, soy yo” - responde orgullosamente.

“Bueno, tengo información muy importante para usted Sr. Gray.  No sé como decírselo pero... se equivocó completamente!  Usted no estaba agarrando una manguera sino la trompa de un elefante!!”.

¿Cómo reaccionará el Sr. Gray ante esta información?

Probablemente no dirá: “¿Me quieres decir que he vivido en un error todos estos años?  Qué bueno que me has dicho! ¿Cómo puedo agradecerte?!”.

Todos Queremos Protegernos de Información que Percibimos Como una Amenaza

Lo normal sería que el Sr. Gray le cierre la puerta en las narices. Es una reacción natural.  Queremos protegernos a nosotros mismos de información que percibimos como una amenaza, especialmente cuando sentimos que puede ser la verdad.  El Sr. Gray instintivamente pone una barrera defensiva tratando de alejar la verdad que ha venido a deslustrar su reputación y su carrera.

Sólo las computadoras almacenan información sin emociones.  Nuestro mundo emocional volátil comúnmente choca con nuestro intelecto racional.   Cuando nos enfrentamos a consecuencias que podrán ser potencialmente dolorosas, ya sea un ego herido o un cambio difícil, el corazón lucha contra la mente.  No importa si esas consecuencias negativas tienen algo que ver con la realidad.  Cuando nos sentimos amenazados, nuestra reacción es cerrar todos nuestros sistemas, rechazar la información y sublimar nuestro deseo por la verdad.

Nadie Está Inmune a la Disonancia Cognitiva

Esta reacción es llamada disonancia cognitiva. Es uno de los obstáculos más grandes que nos impiden ver la verdad – y nadie está inmune a ella.

Al comienzo, el descubrimiento de que la tierra era redonda fue rechazado, inclusive en el siglo XVII cuando Galileo presentó pruebas inobjetables a través de la utilización de telescopios.  Sin entender la ley de la gravedad, la gente no puede comprender por qué no se están cayendo de la tierra.  Aceptando esta noción extraña era demasiado inestable, y además ¿a quién le gusta admitir que está equivocado?  Era mas fácil para todos ignorar los hechos.

La Torá reconoce que todos estamos influenciados:

"No pervertirás la justicia, no mostrarás favoritismo, no tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y distorsiona las palabras justas" (Deuteronomio 16:19).

La Torá nos habla a todos.  Cualquier momento en el cual tomamos una decisión estamos siendo jueces, y es por eso que necesitamos revisar constantemente si existen sobornos sutiles y no tan sutiles que nublan nuestro pensamiento.

SUCOT: O CONCEITO DO PERDÃO

SUCOT

A FESTA DAS CABANAS

O CONCEITO DO PERDÃO

clip_image002

De todas as festas do calendário hebraico, há três que têm uma relação entre si. Estas festas são conhecidas como shalosh regalím (as três festas de peregrinação – Pêssach, Shavuot, Sucot). Nestas três festas cumpria-se com a obrigação de peregrinar à cidade de Yerushaláyim (Jerusalém) nas épocas nas quais a Casa Santa (Bet Hamikdash) estava em pé.

Estas festas não só estão relacionadas com sucessos históricos determinados, como também têm a ver com o trabalho da terra. Na festa de Pêssach – que sempre cai na época da Primavera – recordamos a saída da terra do Egito. Na festa de Shavuot – época na qual se colhe o produto do campo – recordamos a entrega da Toráh no Monte Sinai. E, na festa de Sucot, recordamos que D’us fez-nos cabanas no deserto, quando saímos do Egito e protegeu-nos mediante ananê hakavod (as nuvens de honra). Por outro lado, nossa festa tem relação com a finalização da colheita de toda a produção do campo, ou seja, o momento em que se a armazenava.

Nestes dias devemos pensar em toda a benevolência que teve e tem nosso Criador (Borê Olám) para conosco. Quando saímos do Egito, apiedou-Se de nós e protegeu-nos durante quase quarenta anos ao prover-nos cabanas (sucot), que nos protegiam do Sol durante o dia e do frio durante a noite. Entretanto, sua proteção não se limitava ao natural, mas também tinha lugar no rol do sobrenatural através das nuvens de honra ou glória.

Por outro lado, desde o Sucot anterior até este, também temos desfrutado de sua bênção no campo econômico. Temos tido a parnassáh (sustento) necessária para que pudéssemos nos alimentar e obter nossas necessidades vitais. É por isso que devemos ter humildade e sair do lugar mais seguro que temos – nosso lar – para viver durante os dias da festa na Sucáh. Desta maneira expressamos a idéia de que toda a nossa segurança vem do Senhor e não de nosso poder e esforço, ou seja, aprendemos a ser mais sensíveis à nossa concepção humana e liberarmo-nos da vaidade que nos torna cegos.

Quando saímos de um lugar tão protegido de ventos, frio, calor e chuvas e entramos na Sucáh, experimentamos uma sensação de insegurança, sentimo-nos indefesos e desprotegidos, e é nesse preciso momento que devemos recordar de D’us, verdadeira fonte de tranqüilidade e proteção em todos os aspectos de nossa vida.

Por outro lado, pode-se encontrar uma mensagem na mitsváh da Sucáh, observando sua localização no calendário. Faz poucos dias, em Yom Hakipurím (O Dia do Perdão), temos sido julgados e D’us perdoou nossas atitudes erradas porque viu nosso sincero arrependimento. Quando nós deixamos nossas casas e vamos à sucáh para viver durante alguns dias a intempérie, estamos mostrando, de alguma forma, que até este momento “protegemo-nos da segurança de nossas casas” porque estávamos cheios de errores e o temor invadia-nos por medo das suas conseqüências. Porém, agora que já fomos perdoados, saímos de nossas casas sem medo algum.

Esta idéia está situada na Toráh. No livro Bereshit (Gênesis), capítulo 23 e subseqüentes, conta-nos a Toráh acerca do regresso de nosso Patriarca Iahacov à terra de Israel. Iahacov reencontrou-se com seu irmão Essav depois de residir vários anos com seu tio Laban. Ele havia escapado da casa de seus pais e de sua terra, pois seu irmão Essav queria matá-lo por haver tomado suas bênçãos. Depois do reencontro, Essav pediu-lhe que fossem juntos, e Iahacov explicou-lhe que seria impossível, pois tinha meninos pequenos e gado que devia cuidar, pedindo-lhe que se adiantasse. Logo, diz a Toráh, “Voltou-se, naquele dia, Essav a seu caminho, a Seir. Mas Iahacov trasladou-se a Sucot...” (Bereshit – Gênesis, Cap. 33, 16-17)

Este episódio pode-se interpretar da seguinte maneira: Essav simboliza o Yêtser Hará (mau instinto) e nosso Patriarca Iahacov simboliza todo o Povo de Israel. Seir é o nome do lugar aonde foi Essav, e tem um significado etimológico: cabra, e alude à cabra que se enviava em Yom Kipur ao lugar chamado Azazel, no deserto. Mediante este ritual, D’us perdoava as transgressões dos filhos de Israel, como explica a Toráh no livro Vaykrá (Levítico), capítulo 18.

Depois que o instinto negativo (Essav) vê que a cabra foi enviada ao deserto, não denuncia os erros dos filhos de Israel. Ele os abandona e regressa a seu lugar, no deserto. E, quando o Povo de Israel (Iahacov) vê que o instinto negativo (Essav) abandonou-os, saem à sucáh demonstrando assim que já não temem por causa dos erros cometidos. Estão dispostos a viver sem temor e com alegria.