domingo, maio 13, 2012

Ser Judío – En español. 1ª Parte

Ser Judío

Ser judio a alef

 

Ser judío significa correr hacia D-os siempre aún siendo alguien que huye de él; es esperar escuchar cualquier día, aun siendo ateo, la trompeta del Mesías.

Ser judío significa no poder abandonar a Dios aun queriendo hacerlo;

significa no poder dejar de orarle aun de vuelta de todas las plegarias, aun de vuelta de todos los aúnes.

El ser judío está enriquecido por una multiplicidad de dimensiones que incluyen y desbordan lo nacional, lo idiomático, lo religioso, lo ideológico, para desplegarse en un fascinante conjunto de culturas, que pese a su diversidad presenta rasgos y valores comunes constituyendo una multifacética civilización.

Este articulo acerca del SER JUDÍO se detiene, a través de algunos textos, en uno de esos rasgos comunes, que abarca a creyentes y no creyentes: El derecho a la duda, a la pregunta, a la interpretación; el rechazo a la respuesta dogmática, cerrada y definitiva, al idolatrar una idea, al adueñarse de la verdad.

Cuando los sabios del Talmud se encontraban frente a un problema ideológico de ardua resolución, y no podían ponerse de acuerdo, utilizaban una expresión: TEIKU (Tishbí itaretz kushiot ubeaiot) es decir que Eliahu Hanaví, el profeta Elías que según la tradición va a preceder al Mesías, él va a dar respuesta a los grandes interrogantes. Dicho de otro modo, para la tradición judía, hasta la llegada del Mesías nadie puede arrogarse ser el intérprete genuino de la voluntad del Creador ni ser, por ende, el dueño de La verdad.

Del Rabí Menajem Mendl de Kotzk

Se cuenta que cierta vez un jasid del Rabí de Kotzk sintió angustiado que estaba perdiendo la fe. De pronto comenzó a quitarle la calma una inquietud que se iba volviendo cada vez más acuciante:

"UN EFSHER NISHT, UN EFSHER NISHT... Y tal vez no... Y tal vez no... Y tal vez Dios no exista... Y tal vez todo lo que hago no tenga sentido... Tal vez no signifiquen nada las plegarias, ni las bendiciones, ni mi vida toda... Y tal vez no... Y tal vez no...".

Perdió el sueño, perdió el apetito, y ese "Y tal vez no...", como un dibuk, como una obsesión, no lo dejaba a sol ni a sombra, le roía todo el tiempo el cerebro. Cuando no pudo soportarlo más, decidió viajar a Kotzk a aconsejarse con su rabí, pese a la enorme distancia que separaba esa ciudad de su pueblito, y pese a que sabía que hacía años ya que el Kotzker vivía apartado, sin recibir absolutamente a nadie. Sentía que el suyo era un caso límite, que su alma estaba naufragando y que su rabí tendría que recibirlo.

Se despidió de su familia, y tras un largo viaje llegó finalmente a Kotzk.

No le costó demasiado averiguar dónde vivía su rabí, pero al indicárselo, todos le recordaban que éste no lo recibiría. Y efectivamente, llegado a la casa del Kotzker, un asistente del mismo le cortó el paso, diciéndole que gente mucho más encumbrada que él se había tenido que volver como había venido, sin ser recibida por el rabí.

Pero, sea por empecinamiento o por desesperación, lo cierto es que nuestro jasid no se amilanó, y se quedó dando vueltas por los alrededores. Fue así que en una distracción del guardián se deslizó en la casa, y con el alma en un hilo, comenzó a recorrerla a ciegas. No anduvo demasiado cuando escuchó una voz monocorde que provenía de una de las habitaciones. Se acercó en puntas de pie y se detuvo despavorido. Allí estaba el Kotzker en persona, ensimismado, y como hablando consigo mismo, repetía en voz alta algo que el jasid no terminaba de entender. Sin atreverse a dar un paso más, aguzó el oído y entonces sí captó claramente lo que decía el rabí. Como pensando en voz alta, repetía el Kotzker una y otra vez: "UN EFSHER IÓ, UN EFSHER IÓ... Y tal vez sí... Y tal vez sí...".

• Del mismo modo que los rostros de los seres humanos difieren uno del otro, también son distintas sus convicciones. Y del mismo modo que puedes tolerar un rostro distinto del tuyo, debes tolerar las opiniones de gente que piensa de manera distinta que tú.

• Al maldecir a la serpiente, Dios la condenó a arrastrarse por la tierra y a nutrirse de polvo. ¡Qué extraña maldición! La serpiente nunca tendría hambre. ¿Es una maldición? Sí, lo es. ¡Y es horrible! ¡No carecer de nada es la peor de las maldiciones!

• ¿Quién dice que la verdad está hecha para ser revelada? Hay que buscarla, eso es todo.

Menajem Mendl de Kotzk*

* Uno de los más originales líderes del movimiento jasídico (Bilgoray, Polonia 1787 - Kotzk, Polonia, 1859)