quarta-feira, abril 09, 2014

La Hagadá de Pesaj: Un texto invalorable - Rabino Israel Meir Lau (x)

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¿Cuál es el número de judíos que hay en el mundo? Antes de la Segunda Guerra había en el globo 18.000.000 de judíos. 1/3 fue eliminado en la guerra. Hoy se estima que hay unos 14.000.000 de judíos.

¿Qué tienen todos en común que los hace parte del pueblo judío? ¿Qué elementos, por encima de sus diferencias, los unifican? ¿Su ciudadanía? Hay judíos viviendo en 150 países; ¿su idioma?, hablan diversos idiomas y su idioma nacional, el hebreo, lo hablan solo el 45 % de los judíos del mundo (la mayoría en Israel).

A pesar de las diferencias entre ellos, en sus lugares de residencia, cultura, idioma, forma de vida; a pesar de todo esto, nos vemos asi mismo como judíos vivamos en Israel o en la diáspora.

¿Qué es lo que entonces nos hace una nación singular? Para mí hay una respuesta: la tradición religiosa judía legada de generación en generación. Un ejemplo saliente de lo palpable de esta concepción es la noche del Seder y el recitado de la Hagadá de Pesaj. Por más de 3300 años esta un pueblo viviendo en su dispersión (a excepción de Israel) cuidando un menú uniforme: prohibición de comer jametz y la obligación de comer matzá, tomar 4 copas de vino, comer karpas y maror, jaroset, huevo y afikoman. No hay algo asi similar en el mundo; en el que habitantes de distintos países que modelan su vida con el calendario gregoriano, que se adaptan al calendario hebreo y que varios días al año comparten sus mesas hogareñas a pesar de las distancias.

No hay otra obra en la vasta literatura judía que tenga tantas centenas de explicaciones en miles de ediciones como lo es la Hagadá de Pesaj. El asombro es mayor si se tiene en cuenta que el compilador de la Hagadá subyace en el anonimato y que también es incierto el año de su composición.

Inclusive investigadores tan reconocidos como el rabino Menajem Mendel Casher, en su libro, Hagadat Shlomo, no logró establecer con certeza la composición de la Hagadá. Una conocida tradición fija que el estilo que hoy conocemos ya era usado en los tiempos del Segundo Templo de Jerusalem y que luego se agregaron en el medioevo algunos piutim (versos religiosos). La Hagadá, tal como la conocemos hoy, apareció por primera vez en el sidur del sabio babilonio rabino Saadia Gaón que vivió en el siglo X hace más de 1.000 años. La lectura de la Hagadá vino a dar forma al precepto bíblico " y narrarás a tu hijo ". Ella se basa en versículos bíblicos de los profetas y otros escritos posteriores. Ella contiene conceptos de los sabios de la Mishná ( ley Oral ) del Talmud, Midrashim, etc. Con la Hagadá uno puede cumplir el precepto bíblico positivo de comer matzá y decretos de los sabios ( Jazal) como la obligación de tomar cuatro copas de vino o jugo.

Este antiguo libro tradicional es común a todo el pueblo judío por generaciones ( en su tierra Israel o en las diásporas ) y en la noche del Seder une a los judíos dándole contenido concreto al mandato bíblico " para que recuerde la salida de Egipto todos los días de tu vida ", a la vez que insufla esperanzas en la redención mesiánica aún por los judíos esperada.

Un sentido especial adicional tiene la fiesta de Pesaj a más de 60 años del surgimiento de Israel. En las plegarias festivas de Pesaj la fiesta recibe el nombre de " tiempo de nuestra libertad " y hace referencia a la primera respuesta que el padre le da a su hijo en el famoso " manishtana ".

La libertad, que es el valor supremo de Pesaj y la Hagadá, está basada en tres bases : la libertad política-nacional, la libertad espiritual-religiosa, la libertad social.
En relación al primer aspecto hay que puntualizar que por primera vez en la historia un pueblo se despega del yugo de la esclavitud en su totalidad saliendo hacia la libertad. Inclusive Carlos Marx, el padre del comunismo ( de origen judío) no pudo desentenderse de esta gesta grandiosa a la que consideró un punto de inflexión en la historia humana y vio en ella un anuncio para la libertad de los pueblos oprimidos.

El surgimiento del estado de Israel a pocos años de la Shoa y el flamear de la bandera azul y blanca con el escudo de David poniendo fin al último dominio imperial sobre la tierra de Israel, robustecen el valor de la liberación político nacional.

La salida de Egipto y la Hagadá acentúan un carácter distinto de la libertad.

La liberación de una cultura extraña y a sometimiento espiritual al que estaba sometido el pueblo de Israel. La Mishná, en el tratado de Pesajim, fija que la Hagadá de Pesaj hay que comenzarla con reproche y terminarla con alabanza. Por eso el relato del Maguid (cuerpo central de la Hagadá) comienza con " esclavos fuimos del Faraón en Egipto ". Según otros comentaristas se nos reprocha haber estado sumergidos en la idolatría que nos rodeaba en Egipto y por ello habría que empezar el recitado diciendo " al principio idólatras fueron nuestros padres ". La Hagadá une las dos concepciones, la opresión física y espiritual. En los años 60 del estado judío tiene un valor agregado pensar sobre el carácter espiritual y las particularidades del estado judío. El profeta Isaías legó al judaísmo la idea de ser a futuro " una luz para las naciones ". Mientras aún esperamos esa era es necesario que Israel sea una luz para los judíos tal cual lo profetizaba el mismo Isaías en el capítulo dos : " De Sión saldrá la luz y la palabra de Di-s en Jerusalem ". Es este el segundo aspecto de la liberación.

El tercer aspecto, la libertad social, se puede ver en un párrafo escrito en arameo que aparece antes de las famosas 4 preguntas que formulan los chicos. Al comienzo de la Hagadá declaramos que la matzá es el pan de la pobreza que acostumbraron nuestros padres a comer en Egipto y como pueblo que sufrió la degradación social reconocemos la obligación de abrir nuestras casas y nuestro bolsillo a los necesitados y tender la mano y el corazón para los que menos tienen. Hacemos esta declaración que está en la Hagadá cuando la mesa esta con la abundancia de los manjares tradicionales y expresamos nuestra solidaridad diciendo " ... esta año somos esclavos; el año que viene, libres .."

Ante las desigualdades sociales que se ven en Israel y la diáspora, liberarnos del temor, liberarnos de las amenazas terroristas internas y externas, dar una oportunidad a todo niño pobre, anciano, discapacitado; todo ello no es más que la base de la Torá que dice " ... y vivirá tu hermano con vos... " o ".. Amarás a tu prójimo como a ti mismo..."

La salida de Egipto fue un hecho extraordinario que permitió a los judíos ser un pueblo, recibir la ley y entrar a su tierra.

En la noche del Seder, familias que aún no observan el Shabat u otras fiestas del calendario, se suman a la unión de nuestro pueblo en la noche más trascendente de su calendario.

Es una noche de unidad porque se rescata la centralidad de la unidad social más pequeña : la familia.

Hubo y hay intentos fallidos de reemplazar la estructura familiar que tanto privilegia el judaísmo pero no han tenido éxito.

!Que grandioso es el aporte particular de las noches de Pesaj que remarcan la búsqueda del individuo por otro individuo; el anhelo de un hogar cálido por lo menos uno o dos días al año.!

Los textos de la Hagadá y sus comentarios aportan a la unidad familiar en estas noches especiales tan diferentes a las demás. !Jag Sameaj ! .

(x) El autor de la nota es rabino principal de Tel- Aviv, ex gran rabino de Israel. Sobreviviente de la Shoa. Autor de varios libros.