Sobre Quienes Benefician a la
Congregación
Congregación
Dice la Mishná (Pirke Avot cap., 5 Mishná
18): Aquellos que ameritan a la congregación no tropezarán en el pecado. Preguntan
los tosafot (Yebamot 109), cómo se entiende entonces que Elishá, quien tuvo el
gran mérito de ser maestro de Rabí Meir, cayó en el pecado y se convirtió en un
renegado a quien se denomina en el Talmud como “ajerim” –otros- es decir se
evita pronunciar su nombre. Responden, que en el caso en que esta persona que,
a pesar de ameritar a la congregación y haber difundido mucha Toráh era un
individuo con conductas negativas, como Elishá quien leía permanentemente
libros apóstatas y se deleitaba con música griega, entonces sí es posible que
llegue al pecado más abyecto. El autor de la obra “Yiun Yaacob” ofrece otra
explicación y nos dice que aquellos que ameritan a la congregación D-os evita
que pequen involuntariamente. Mas aquellos que deciden pecar, obviamente podrán
hacerlo ya que el libre albedrío es parte de la condición humana.
Nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l
(Anaf Etz Abot 370) cita otra acepción sobre esta Mishná. No caerán en el
pecado aquellos que ameritan a la congregación enseñándoles Toráh y haciendo
que observen los preceptos que ellos mismos observan. Sin embargo aquellos que
enseñan y ameritan a los demás pero ellos mismos no observan los preceptos, de
hecho no les impiden de los cielos caer en el pecado.
Y así lo interpreta el Hid”a z”l (Debarim
Ajadim folio 22) quien escribe que de hecho la persona no puede enseñar a otros
en tanto él mismo no cumple los horarios para recitar Shema Israel o para
pronunciar las plegarias pues será castigado. Y cita al respecto un hecho que
ocurrió en vida del Najmánides z”l y uno de sus alumnos, quien estudiaba con
gran intensidad y no respetaba los horarios de la Shema Israel y de las
plegarias. Su maestro lo amonestó por ello sin embargo el joven no prestó
atención al reproche del Najmánides y continuó actuando de la misma forma.
En cierta ocasión, mientras este alumno
del Najmánides se hallaba estudiando en la casa de estudios, un jinete atinó a
pasar por su casa y abusó de su hija en la misma mesa de estudios en que se
hallaban sus libros y él estudiaba. Esto le provocó una gran congoja y su
maestro le dijo, te avisé que así como deben respetarse los horarios de estudio
deben respetarse los de las plegarias, si hubieses orado porque te protejan de
hombres malignos esto no hubiese sucedido.
¡Que gran moraleja nos deja este episodio!