Editorial
Dibre Arie (12.01.2024)
Trágicamente la ONUasco, la organización de las Naciones
des Unidas, se ha convertido tal como lo fue la Sociedad de las Naciones en la
década del 30 del siglo pasado, que, en forma silenciosa e impávida, asistía
como Hitler y su comparsa de asesinos, babean muerte y aniquilación del pueblo
judío, esa entidad se convirtió en cómplice de esos asesinos. El mundo calló,
el mundo luego se rasgó sus ropas al conocer al finalizar la Segunda Guerra
Mundial, los horrores cometidos. No iremos a camino del patíbulo de los
acusados, simplemente por manifestar y defender nuestro derecho de existencia,
no iremos a los mataderos tal como nos llevaron durante la contienda mundial
entre 1939 - 1945, frente a la afasia de un mundo que era sordo a los gritos de
los niños, adolescentes, mujeres amamantando, jóvenes soñadoras. Tal como hoy,
son sordos a los gritos de las familias de los secuestrados, o de los soldados
muertos al Kidush Hashem, o de las familias de las jóvenes violadas, familias decapitadas,
bebés quemados, ¡¡no!! No dejaremos de gritar, de reclamar, de exigir, de
defendernos, no habrá Corte de La Haya que nos obligue a no defendernos. No
asistiremos sistemáticamente sosegados a que escuchemos los gritos de muerte a
los judíos como si fuéramos los Dreyfus del siglo XXI. ¡No! Levantaremos la
voz, tal como lo realizo Emile Zola cuando escribió J’accuse - Yo acusó,
su escrito (fines del siglo XIX) denunciando el antisemitismo de las
autoridades francesas. Nosotros y cada judío, y cada hombre de bien debemos
denunciar a esa farsa que es la Corte de La Haya, que no acusa a la Federación
Rusa por sus masacres en Ucrania, ni a Siria por las matanzas indiscriminadas
desde 2011, ni a China por su dictadura y la eliminación de los derechos
humanos, sin hablar de Irán, Turquía con sus matanzas a los kurdos, Libia, y
otros paraísos de terror y muerte. ¡No! está vez no callaremos, esta vez vamos
a defendernos contra aquellos que desean hacernos desaparecer de la Tierra,
porque tal como lo expresó el profeta Amos, retornamos a nuestra casa, a
nuestra tierra para no salir nunca más. Am Israel Jai
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