sexta-feira, novembro 02, 2012

Perasháh en español: Vaierá -- Bereshit (Genesis)

Vaierá(Génesis 18-22)

Vaiera

Ladrándole al Árbol Equivocado

Queremos ser amables. Pero no siempre es fácil averiguar cómo hacerlo. Puede incluso suceder que, actuando de una manera amable con una persona, realmente le estemos causando daño a alguien más.

En la parashá de esta semana, Abraham, el hombre más amable del mundo, tiene que tomar la dura decisión de echar a su hijo Ishmael fuera de su casa. Ishmael ha tenido muchos celos de su hermano menor Isaac, tratando de herirlo e incluso de matarlo.

Sin embargo, Abraham consideró que sería "una maldad" echar a Ishmael. Pero Dios le explicó a Abraham que en lugar de ser amable con Ishmael dejando que se quedara en casa, realmente eso sería actuar de manera cruel con Isaac y con todo el resto del mundo.

El mundo necesitaba que Isaac creciera con seguridad, que cumpliera con su misión de enseñarle a todo el mundo acerca de Dios y que se convirtiera en un patriarca del pueblo judío. Aprendemos de esto la importante lección de tratar de ver el "cuadro completo" antes de decidir cual es realmente la manera más amable de actuar

En nuestra historia un niño aprende la lección de que la manera más amable de actuar no es siempre la que suponemos. .

"Ladrándole al Árbol Equivocado"

Nugget era un perro joven y juguetón. Él pasaba sus días saltando felizmente por el amplio patio de la familia Jacobson. Cuando se cansaba, estiraba sus piernas largas y se echaba felizmente a descansar bajo el cálido sol.

Pero Nugget siempre se levantaba como un soldado cuando escuchaba el autobús escolar de Avi, y corría al encuentro del niño antes de que pudiera incluso llegar a la calzada. Avi amaba a Nugget y gozaba con el cariñoso saludo, pero últimamente notó que el perro había comenzado a saltar sobre él de manera un poco más ruda que de costumbre, y le ladraba ferozmente a algunos de los niños del vecindario que se bajaban del bus al mismo tiempo que él.

"Esa es exactamente la manera como son los perros", pensó Avi, sacando la idea fuera de su mente.

Pero a medida que pasaba el tiempo, Nugget se tornó más y más salvaje en sus saludos y en su comportamiento, hasta que llegó el día en que mordió a Rubén, el chico que reparte el diario, en su pierna. El pobre chico tuvo que ir a la clínica y recibir puntos de sutura.

Desde entonces, los padres de Avi decidieron mantener a Nugget dentro de la casa y cuando le permitían salir, era sólo con una correa especial o atado a una cuerda.

"No tenemos elección", explicó su padre. Igual Avi se sentía mal al ver al pobre Nugget confinado de esa manera. "Es tan cruel", pensaba.

El nuevo sistema funcionó durante un tiempo, pero a medida que pasaba el tiempo, el perro simplemente se tornaba cada vez más difícil de controlar. Un día mordió a Daniela, la hermana menor de Avi, mientras trataba de alimentarlo. Esa noche, mientras Avi estaba en el segundo piso, acostado en la cama, podía oír a sus padres teniendo una conversación. A pesar de que hablaban con voz muy baja, fue capaz de escuchar que estaban planeando enviar a Nugget lejos, a la granja de su primo, que quedaba en otra ciudad.

Avi agarró su bata y voló escaleras abajo hasta el salón donde sus padres estaban sentados. Sus padres levantaron la vista sorprendidos. "Avi, ¿por qué no estás durmiendo?", preguntó su papá. "Ya pasó hace rato la hora de ir a dormir".

"Por favor, ¡no envíen a Nugget lejos!", exclamó Avi, con sus ojos llenos de lágrimas.

Su mamá lo miró con simpatía. "Ah, nos escuchaste hablar, ¿verdad?", dijo ella.

Avi comenzó a llorar.

"Ven siéntate", dijo su padre cariñosamente, invitando al muchacho a que se sentara en el sofá junto a él. "Teníamos previsto hablar contigo mañana por la mañana. Pero ya que estás despierto, vamos a hablar de ello ahora". Él continuó: "Avi, sé que amas a Nugget. Estamos todos muy apegados a él. ¿Sabes por qué estamos planeando enviarlo lejos?".

"Porque comenzó a morder a la gente, yo sé", murmuró Avi.

Su padre asintió.

"Pero él todavía es un buen perro", protestó Avi. "Tal vez podemos enseñarle a no morder. O tal vez dejará de hacerlo. ¿No podemos darle otra oportunidad?".

El Sr. Jacobson sacudió la cabeza. "Hemos intentado todo lo que pudimos, entrenarlo, atarlo, pero él es sólo un perro mordedor y no es seguro mantenerlo aquí".

"Pero papá", dijo Avi, "enviar lejos a Nugget es algo tan cruel. ¿No se supone que siempre debemos actuar amablemente?"

El padre de Avi sonrió. "Tienes razón", dijo. "Por supuesto que debemos actuar bien. Pero permíteme preguntarte, ¿Tener un perro peligroso y agresivo es actuar de manera amable con los vecinos? ¿Es bueno para tus hermanos y hermanas sentir miedo de estar en su propia casa a causa de las mordeduras de Nugget?".

Avi miró hacia abajo. "No, no es agradable para ellos", dijo suavemente.

Su mamá se acercó a Avi y puso su brazo alrededor de su hombro. "Avi", dijo, "estamos enviando lejos a Nugget por el bien de todos. Él va a ir a vivir a una granja donde puede correr todo el día, y dado que apenas hay gente, él no será capaz de dañar a otras personas. Sé que mandarlo lejos puede parecer cruel. Pero cuando se mira el panorama completo, es realmente lo mejor, es lo más amable que podíamos hacer. ¿Entiendes?".

"Creo que sí", dijo Avi. "Sé que los chicos tienen miedo de bajar del autobús por culpa de Nugget. Algunos de los más pequeños, incluso lloran. Seguro que para ellos sería agradable si Nugget viviera en otro lugar. Pero ¿podemos al menos ir a visitarlo a su nuevo hogar?". "Claro, por supuesto que podemos", dijo su papá con una sonrisa.

La mamá de Avi trajo un poco de chocolate caliente antes de enviar al pequeño de vuelta a la cama. Avi todavía sentía que iba a extrañar a su perro, pero sabía en su corazón que estaban haciendo realmente la cosa más amable para todos.