quinta-feira, janeiro 10, 2013

Perasháh de la semana en español–Vaera (Shemot - Éxodo 6:2 – 9:35)

Agradecimiento, un valor eterno en el

Pueblo Judío.

vaera exodo

Leímos en la Parashá anterior: “Y surgió un rey nuevo en Egipto, que no conoció a Iosef” (Shemot - Éxodo 1:8). Es extraño: ¿Acaso Paró (El Faraón) no estudió la historia de Egipto? ¿Realmente no escuchó respecto a Iosef, que trajo una gran bendición para Egipto? Nuestros sabios lo notaron, y dijeron que “se hizo” el que no conoció a Iosef. Paró no reconoció la gran bondad que hizo Iosef para con Egipto, y dicen nuestros sabios que por ello se fue corrompiendo hasta que llegó al punto de desconocer la bondad que D-os le entrega, y dijo “¿quién es el Eterno para que oiga Su voz a fin de enviar a Israel? No conozco al Eterno, ni tampoco enviaré a Israel” (Shemot 5:2). Nuestros sabios lo comparan con “una persona que apedreó la estatua del rey, la apresó y luego la dejo en su lugar. Al otro día, apedreó al rey mismo” (Shemot Rabá 1). “Todo el que desconoce el bien que le hace su compañero, al otro día desconocerá la bondad que le hace Su Creador” (Shemot Rabá 1). Y lo explica el Rav Elimelej Bar Shaul zt”l (Autor del libro Min HaBeer): “El que no reconoce el bien que le hace su compañero, se desentiende y lo niega, es como si lo hubiese apedreado…”. Pero no termina con eso, sino que “es como si apedrease la esencia de Su Creador, ataca y desprecia la imagen y semejanza Divina que se encuentra en él mismo”. Porque toda manifestación del bien, de buenos pensamientos y buen corazón, ilumina y tiene su origen en la imagen y semejanza Divina que existe en cada persona, y si el que la recibe disfruta de ella y desconoce al que se la hizo, realmente es como si apedrease la estatua del rey - con todo lo espantoso de esa actitud. Y las cosas no terminan allí, sino que al otro día apedreará al rey mismo, al Rey de los reyes, a D-os mismo, que creó al hombre a Su imagen y semejanza. Y si en cuanto a una persona de carne y hueso, el mal agradecido puede apedrearlo literalmente, en cuanto a D-os, esa ingratitud se expresa con una actitud que inflige un daño, que lastima a los fundamentos de los valores del Judaísmo.

Y así también explicó el RaLbaG (Rabí Leví ben Guershon) respecto al versículo “el que devuelve mal a cambio del bien que recibe, el mal no se apartará de su casa” (Mishlé - Proverbios 17:13), “porque el que no agradece a las personas las bondades que le hacen, tampoco le agradecerá a D-os por las bondades que le otorga, y es ahí donde continuamos esclavos de «Mitsraim»”.

Y en contraste con la oscuridad, será resaltada la luz. En nuestra Parashá Moshé es enviado a sacar a los Hijos de Israel de Egipto a través de diez plagas, pero las tres primeras plagas no las inicializa Moshé, sino que Aarón. ¿Por qué? Nos enseña Rashi (Rabí Shemuel Itsjaki): “Porque el río protegió a Moshé cuando fue tirado en él, y por eso no fue herido por él con la plaga de sangre, ni tampoco de la rana, sino que fue Aarón el que las hizo” (Rashi, Shemot 7:19).

Y también respecto a la plaga de los piojos, D-os le dijo a Moshé “dile a Aarón, extiende tu bastón y golpea el polvo de la tierra” (Shemot 8:12). Dice Rashi: “No era correcto que el polvo fuese «atacado» por Moshé, porque lo protegió cuando mató al Egipcio y lo escondió en el polvo, y por eso lo hizo Aarón”.

Y preguntamos: ¿Qué bondad “hizo” el río para con Moshé? ¿Cuánto “esfuerzo” invirtió el río en hacer flotar la canasta de Moshé? ¿Cuánto se esforzó el polvo en esconder al egipcio? Nos enseña la Toráh un gran principio básico: “¡Agradecer no es un favor para con el río o el polvo, sino que tú eres el que necesitas el agradecimiento! El agradecer es en primer lugar para contigo mismo: Si Moshé le producirá algún daño al que le proporcionó provecho, le faltará algo en su ser, no llegará a la plenitud. Y ya vimos a donde puede llegar semejante actitud, como nos enseñaron nuestros sabios en cuanto a la actitud de Paró” (Sijot LeSefer Shemot, Rav Avigdor Nebentzal,).

El Rav Abraham Hacohen Kuk Z”L, nos enseña que a través de la virtud del agradecimiento la persona llega a reconocer la bondad que le otorga D-os, “el agradecimiento es una gran fuerza del ser… cuanto más grande y más continuo sea el bien… según la grandeza del que hace la bondad, así también aumentará el agradecimiento para con el que le otorga la bondad, bendito sea, haciendo lo bueno y lo correcto a Sus ojos”, porque la persona entiende que esa es la forma de agradecerle al Creador, hacer lo que es bueno a Sus ojos y no hacer lo que es malo (Musar Avija,).

Si aprendimos que la ingratitud conduce a la arrogancia – como le sucedió a Paró – ahora aprendemos que el agradecimiento conduce al reconocimiento de la bondad Divina, y Su caridad continua para con nosotros. Y de esa forma fortaleceremos nuestro agradecimiento para todo el que nos rodea, para con los padres, para con la esposa, para con los hijos, para nuestros maestros y educadores, para nuestros líderes - también tratándose de detalles que son sobreentendidos - y seremos merecedores de esa forma de la elevada virtud del reconocimiento de la bondad de D-os para con nosotros siempre, en todo momento y en cada hora.

Es ahí, en ese instante, que salimos de la esclavitud, dejamos «Mitsraim», y vencimos a «Paró». Somos libres, y comprendemos la dimensión de la Toráh y de la misericordia y bondad del Creador.

Shabat Shalom