domingo, maio 12, 2013

Shavuot: El momento del Cambio

“ES POSIBLE GENERAR UN CAMBIO”

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El 6 de Sivan, cuando festejamos Shavuot, el Altísimo descendió sobre el Monte Sinaí a los ojos de todo el pueblo de Israel y nos entregó la Toráh.

El primero de los Diez Mandamientos es: “Yo Soy Hashem tu D’s Quien te sacó de la tierra de Egipto”.

Los comentaristas preguntan: ¿Por qué se autodefinió D’s como “Quien te sacó de la tierra de Egipto” y no con algo que a simple vista es más importante y central- “Quien creó los Cielos y la Tierra y Quien te hizo a ti”? La creación del Universo parecería ser un suceso de una fuerza extraordinaria, infinitamente superior a la salida de Egipto, que sólo consiste en un acto milagroso por parte de D’s. Además de ello, sólo esa generación vivenció la experiencia de salir de Egipto, sólo ellos vieron con sus ojos lo ocurrido.

Mientras que la creación del mundo es un hecho que en cada generación puede entenderse y apreciar su magnitud. ¿Por qué eligió D’s entonces, destacar en el momento de Su revelación a Su pueblo justamente el suceso de la salida de Egipto? CREACIÓN SIN ESFUERZO.

Explican las escrituras jasídicas, que desde cierta perspectiva, precisamente la salida de Egipto posee una virtud extraordinaria, incluso en relación con la creación del mundo.

La creación es la generación de “algo de la nada”, creatio ex -nihilo.

Es verdad que éste es un acto absolutamente fenomenal al que nosotros, como parte de la creación, no tenemos capacidad alguna de comprender, pero frente al Altísimo no hay nada extraordinario en ello.

Siendo que Él es infinito y totalmente ilimitado no hay de qué asombrarse que pueda crear algo a partir de la nada. Más aún: La Creación fue gestada por medio de la palabra Divina- “con la palabra de Hashem fueron hechos los Cielos y con el aliento de Su boca todas sus huestes”.

El habla simboliza una fuerza exterior, algo que se realiza sin esfuerzo. Es así como fue la creación del Universo, en ella estuvo involucrado sólo un reflejo exterior de la Fuerza Divina- como si fuera una palabra del hombre, que se dice fácilmente y sin necesidad de movilizar fuerzas internas y profundas.

CAMBIO DE LAS LEYES

Pero la salida de Egipto es una acción absolutamente diferente. Aquí hubo necesidad de intervenir en la creación y en las leyes que fijó en ella el Creador. Para que tenga lugar la salida de Egipto se requirieron señales y maravillas que superan los condicionamientos de las leyes naturales.

Por ello no pudo llevarse a cabo por medio de un ángel, y tampoco un serafín, sino sólo a manos del Altísimo en Su Gloria y Esencia- “se les reveló a ellos el Rey de los Reyes de Reyes, el Santo Bendito Sea Él, y los liberó” La fuerza Divina involucrada en la salida de Egipto fue más grande e infinitamente más profunda que la de la creación, puesto que para cambiar las limitaciones de la creación se requieren fuerzas más elevadas y más internas. Por eso dijo D’s al entregar la Toráh: “Quien te sacó de la tierra de Egipto”.

QUEBRAR LAS LIMITACIONES

También en la vida del hombre podemos encontrar estos dos enfoques: es fácil, en cierta medida, acostumbrarse a transitar por el camino correcto cuando se lo hace desde el principio, pero es mucho más difícil cambiar las costumbres y hábitos adquiridos, superar las limitaciones que ya echaron raíces en el pasado y emprender la marcha por un camino nuevo.

Cuando tuvo lugar la salida de Egipto, Hashem proveyó a cada judío con la fuerza de quebrar las limitaciones propias, de liberarse de Egipto- Mitzraim- en su sentido de Meitzarim, límite y frontera.

Esa fuerza se arraigó y profundizó con la Entrega de la Toráh, cuando el Altísimo abrió los Diez Mandamientos haciendo énfasis en la salida de Egipto.

Desde entonces, cada judío posee la posibilidad de superar las perturbaciones y los hábitos negativos e incluso positivos y cumplir con la Voluntad Divina de la manera más completa y perfecta.